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domingo, 27 de enero de 2013

Entrevista: Alfonso Egea

“Tengo el oficio más bonito del mundo”

PAULA OLVERA-  Comenzó su trayectoria colaborando en Radio Sintonía mientras estudiaba la carrera de Periodismo en la Universidad San Pablo CEU. A sus 36 años este murciano ha trabajado en Onda Cero, La Opinión de Murcia o El diario de Valencia. Además, ha intervenido también en programas como La buena onda o Cada día. Alfonso Egea decidió especializarse en Investigación de sucesos por lo que en 2001 se incorporó al equipo Historias de Hoy y, desde el 4 de septiembre de 2008, es colaborador habitual de la sección de crónica negra del programa Espejo Público. Además de periodista es escritor y ha publicado los libros “Asesinos”, “Condenado a muerte” y “Hay chicos malos. El caso de Marta del Castillo”, convirtiéndose en el profesional que más datos ha desvelado sobre este caso. Apasionado de su trabajo como pocos. 


Alfonso Egea me recibió en los estudios de Antena 3 (ubicados en San Sebastián de los Reyes) con el teléfono móvil en la mano  ya que no puede distanciarse ni un segundo  de los sucesos que cada día ocurren en nuestro país.


P: En una entrevista que le realizaron en 2010, confesó que de pequeño quería ser maestro o abogado, ¿por qué decidió finalmente estudiar Periodismo?

R: Me encantaría decir que la elección de mi carrera fue estrictamente vocacional, pero no es así. Yo sabía que quería hacer algo relacionado con las letras y la divulgación y cuando observé el programa de Periodismo me di cuenta que eran unos estudios que abarcaban bastante cultura general y esto fue lo que me llamó la atención.
P: En sus inicios, trabajó en emisoras como Onda Cero o Europa FM  para después incorporarse al medio televisivo. Ahora que ha trabajado en los dos medios, ¿prefiere radio o televisión?

R: Yo pienso que la radio y la televisión son totalmente distintas, como el día y la noche. La televisión tiene muchas cosas buenas, pero la radio siempre será el medio más romántico y el más inmediato. La radio da intimidad, sensación de estar solo y es un medio que está condenado a sobrevivir pase lo que pase, mientras que la televisión en algún momento se verá muy amenazada por Internet. Sería muy injusto decir que una me gusta más que otra porque la televisión tiene cosas maravillosas como la cantidad de gente a la que puedo llegar.

P: Usted escribía en un periódico valenciano sobre temas políticos y de repente un día, no había más personas y tuvo que informar sobre un tiroteo. ¿Cómo fue el cambio de escribir sobre política a narrar un suceso?
R: Todo fue por casualidad. Mucha gente me pregunta cómo decidí trabajar en sucesos. No lo decidí. Yo estaba haciendo política en el Diario de Valencia y me ocupaba de la información presidencialista de la Generalitat Valenciana. Es cierto que un día se produjo un tiroteo en Valencia y no había nadie disponible, solo estaba yo y tuve que cubrir el suceso. Me quedé enamorado de lo que rodeaba al suceso, de lo que son las informaciones policiales y la investigación Lo que descubrí con los sucesos es que estaban totalmente interrelacionados con los seres humanos y era imposible hacer una buena información sin recurrir a los protagonistas de la noticia de primera mano. Aquí tenías que hablar con los investigadores, con las víctimas, con la parte de los sospechosos. Es más directo. Yo creo que fue una dosis de realidad en vena. Fue cómo… ¿Esto es lo que pasa en la calle? Y desde ese día no pude dar marcha atrás.

P: ¿Cuál ha sido el caso que más le ha costado cubrir?

R: Cada época de periodista tiene un caso. El caso de Marta del Castillo me afectó mucho y lo he vivido de una forma muy profunda, pero recuerdo que hace años, los crímenes de Sonia Carabantes, que destapó la detención de Tony King y la resolución del crimen de Rocío Wanninkhof, me marcaron muchísimo. Estos casos me impactaron en la medida en que iba teniendo acceso a más información porque cuanta más información tienes, más te implicas en un caso. Yo creo que un periodista de crónica negra va escribiendo su biografía por grandes sucesos que cuestan cubrir por el esfuerzo que hay que realizar para ser objetivo.
P: Mucha gente piensa que en muchos medios de comunicación se ha hecho un negocio con el caso de Marta del Castillo. Usted que ha llevado el caso, ¿qué piensa al respecto?

R: La respuesta más espontánea que me surge es ¿qué no es un negocio en televisión? Los servicios informativos tienen anuncios y cómo se puede comprobar entre emisión y emisión hay unos bloques de publicidad en los que la emisora se enriquece. Yo personalmente no me planteo ningún tema como un negocio porque no cobro ni más ni menos por informar sobre un tema u otro. Soy periodista y me limito a contar las historias que es lo que me piden en mi trabajo y lo único que me debe preocupar.

P: ¿Cree que se deben endurecer las condenas para menores de edad?

R: Sí, el cambio de edad penal es una pregunta que me hago a menudo. Creo que una persona que tiene 17 años se diferencia en poco de otra que ha cumplido 18. Soy de los que piensa que hay que revisar la Ley del menor de forma tranquila, con expertos y llamando a todas las partes implicadas. Y por supuesto, se debe quitar a la sociedad la idea que tiene instalada en la cabeza de los crímenes de menores.

P: ¿Ha recibido algún tipo de amenazas a lo largo de su trayectoria profesional por divulgar en televisión algún dato esclarecedor sobre un caso?

R: Sí, la verdad es que sí. En este género en el que me muevo es lo habitual. Hay veces que doy una información que no le gusta a todo el mundo o que inoportuna a unos cuantos. Siempre habrá gente a la que no le guste lo que digo, pero no debo desesperarme intentando gustar a todos.
P: ¿Le gustaría en un futuro dejar de ser un colaborador y presentar un programa propio?

R: No. No existe tanta diferencia como la gente pueda imaginarse. Yo creo que eso no se pretende, no se busca. Un día estaba escribiendo y sonó el teléfono. Alguien me comentó que le gustaba lo que había escrito y que si me importaría contarlo en televisión. Yo creo que las cosas llegan. Además, siendo sincero, me encuentro en un momento vital, en el que no me veo toda la vida haciendo pantalla. La televisión es muy bonita y llamativa desde fuera, pero todos los días del año debemos madrugar y requiere un sacrificio personal extraordinario.

P: ¿Qué relación tiene con la presentadora de Espejo Público, Susanna Griso?

R: Excelente. Desde el minuto uno del programa, el feeling y la química son espectaculares. Susanna está en la reunión de Espejo Público que tiene lugar a las  seis de la mañana y esto para mí es un plus. A la hora de estar trabajando, tener una química buena es fundamental porque ya sabes por dónde va el otro, qué gesto tiene, que tono está utilizando o cuándo acabará una frase. Pienso que Susanna y yo nos distribuimos bien el trabajo. Además, cuando finaliza nuestro horario laboral, seguimos todo el día conectados porque tenemos una relación exquisita.
P: Muchos espectadores opinan que se diferencia del resto de los periodistas porque sabe distinguir entre el morbo de la noticia y la propia información de la noticia. Cuando escucha esto, ¿siente que su trabajo merece la pena?

R: La gente se ha aburrido del morbo, del charco de sangre, del cadáver tapado con una sábana. Mi manera de informar es distinta porque hemos evolucionado como sociedad en la información de sucesos. La gente quiere comprender cómo se lleva a cabo una investigación, descubrir cómo se hacen determinadas pruebas científicas, saber cuáles son los derechos de un detenido y entender que la presunción de inocencia está por encima de cualquier sospecha. Ahora, hay que explicarlo todo y como periodista es lo que me satisface.

P: ¿Tiene alguna afición que realiza en su tiempo libre que pueda destacar?

R: Sí, tengo varias que para mí son fundamentales: el baloncesto, la bicicleta de montaña y el golf. Además, entre mis aficiones se encuentra el bricolaje y por supuesto, el cine y la música. Trato de hacer muchas cosas fuera de mi horario laboral que me ayudan a desconectar porque no puedo llevarme todo el trabajo a casa ya que me volvería loco.

P: ¿Qué ha aprendido de su profesión tras quince años de experiencia?

R: Que tengo el oficio más bonito de mundo. También he aprendido que un periodista debe tener pasión por su trabajo. Es un trabajo muy egoísta, pero demasiado bello. Todos los días conozco personas nuevas e historias nuevas de gente diversa y variopinta. Tengo la oportunidad de contarle a todo el mundo lo que pasa y lo valoro cada mañana manifestando mucha pasión por lo que hago.

P: ¿Cuáles son sus proyectos de futuro más inmediatos?

R: Dormir más -bromea-. Mientras continúe trabajando en Espejo Público no tengo más proyectos porque el programa me absorbe toda la energía que tengo. Muy pocas veces en mi carrera me ha pasado esto porque siempre he podido alternar más de un trabajo. Tendría que gustarme mucho otro proyecto que me ofrecieran para compaginarlo con Espejo Público porque creo que estamos ofreciendo un producto de una calidad brutal y eso requiere un esfuerzo máximo a diario.

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