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miércoles, 23 de enero de 2013

Crítica: obra "Los Miserables"

Los Miserables, teatro en estado puro



AURORA SALVO AMORES- Unas sillas, una mesa y unas cadenas. Este es todo el mobiliario con el que cuenta la obra de teatro "Los Miserables" que representa la compañía cubana “Máscara Latoye” en el pequeño Teatro Victoria de Madrid. No se trata de una representación musical, como de hecho algunos de los asistentes creían, la reciente película y el musical que se representó en la capital pueden hacerlo pensar, sin embargo, esta es una obra dramática, es decir, teatro en prosa. Una versión muy distinta de este clásico de Víctor Hugo que emociona a unos espectadores que no dejan de sorprenderse por la calidad de esta obra con escaso atrezzo, pero un trabajo interpretativo inmejorable. Un espectáculo que hace conectar con los personajes desde el primer instante y que llena de magia, luz y color este reduzco del madrileño barrio de Malasaña. 

El Teatro Victoria es poco conocido, de hecho se suele confundir con el Teatro Reina Victoria, sin embargo, la calidad de la representación, tiene poco que envidiar a las grandes representaciones que se pueden ver en este último, ya que con menos recursos consigue que el espectador se introduzca sin darse en cuenta en la Francia de principios del siglo XIX. La pega que se puede poner a este teatro es que no cuenta con butacas, sino con sillas que para el público pueden resultar un tanto incómodas, aunque la inmersión en la obra por parte del espectador relega a un segundo plano este hecho.

Por casi todos es conocido el argumento de esta obra de Víctor Hugo, un hombre es condenado a cinco años de cárcel, que finalmente se convierten en diecinueve, por robar un trozo de pan y, tras su liberación, está desencantado con la sociedad hasta que se encuentra con un cura que le ayuda y le hace replantearse su visión de la vida. Los actores de la compañía cubana “Máscara Latoye” consiguen emocionar al espectador con la calidad de sus interpretaciones. Así, cabe destacar al actor protagonista que, sobre todo al principio, transmite la emoción y la tragedia que desprende su torturado personaje, con una puesta en escena intachable que provoca que el espectador no se dé cuenta que está en un teatro, sino que lo esté presenciando directamente en la escena “real”.

De la misma forma que en la obra de Víctor Hugo, se hacen referencias a la Revolución de Julio de 1830, de hecho hay varias escenas en las que se refleja el dramatismo y la pasión de los personajes ante este hecho, gracias al talento de los actores, de la dirección y de la mezcla de luz y sonido este es uno de los momento más destacables de la representación. Esta es otra  de las variables más importantes de esta obra, el inteligente manejo del humo, las luces de colores y la música, en ocasiones moderna, que ameniza la escena y contribuye a que el espectador quede impresionado con una representación poco publicitada y que sirve como demostración de que por ser un teatro pequeño no tiene porqué ver reducida la calidad de la obra. En este caso, se puede decir que todo lo contrario, ya que este ambiente casi íntimo provoca un impacto mayor en el espectador.

Esta obra puede gustar más o menos, pero brinda la oportunidad al espectador de ver "Los Miserables" en género dramático, sin ser un musical, lo que se ha hecho en muy contadas ocasiones, aportando valentía a este proyecto que ya lleva veintiséis meses en cartel, y, aún así, la sala sigue estando llena.

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