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lunes, 25 de mayo de 2015

Crónica: concierto Rubén Pozo

Energía musical en estado puro

 
PAULA OLVERA-  El Teatro Barceló de Madrid abrió sus puertas el pasado viernes día 22 de mayo para acoger el esperado concierto de Rubén Pozo. El cantante presentaba en la capital su segundo disco, “En marcha”, tras pasar por distintas ciudades de la geografía española. Sin embargo, no estuvo solo, minutos antes de la aparición del ex-componente de Pereza, abrió las casi tres horas de música Isma Romero quien, junto a su banda, fue calentando el ambiente y el ánimo del público. Los dos músicos ofrecieron un espectáculo en el que dieron lo mejor de sí mismos, derrochando toda su vitalidad sobre el escenario. Sus seguidores disfrutaron de cada uno de sus temas en una noche para el recuerdo en la que el rock and roll hizo acto de presencia en cada una de las esquinas de la abarrotada sala.

Rubén Pozo sacó al mercado su segundo trabajo en solitario el pasado 23 de marzo. Desde entonces ha llevado su música por ciudades como Logroño, Zaragoza o Toledo. El viernes 22 de mayo le tocó el turno a Madrid, la ciudad que vio crecer y hacerse un hueco en el mercado musical a este barcelonés de nacimiento. El lugar elegido fue el Teatro Barceló situado en la popular zona de Tribunal. La apertura de puertas de la sala se produjo a las siete y media de la tarde, aunque desde algún tiempo antes ya se podía ver a un concurrido número de personas sujetando con firmeza sus entradas y haciendo cola con un gran entusiasmo en sus rostros. Dos grandes artistas iban a subirse al escenario minutos después y la espera merecía la pena.

A las ocho y cuarto, con una puntualidad rigurosa, Isma Romero y su banda hicieron sonar los primeros acordes de sus canciones. Entre ellas, no faltaron “La última del baile”, “Veintitantas promesas” o “Antes de que esté prohibido”, la cual da nombre a su primer disco en solitario. El cantante, durante sus intervenciones, se deshizo en elogios hacia Rubén Pozo, que posteriormente le devolvió el gesto. El público se encendió con Isma Romero a quien se le veía muy cómodo sobre las tablas, él estaba disfrutando y esa era la primera premisa para divertir a los demás. Por eso, su vibrante rock hizo que, desde el primer instante, los presentes tuvieran la sensación de que la noche prometía. Con el listón alto se despidió el artista que seguramente fue una revelación para los que todavía no le conocieran.

A la vez que Isma y sus músicos abandonaban el acto, los responsables del montaje del escenario se apresuraron para cambiar los instrumentos. Rubén Pozo y su banda aguardaban para desplegar su música en una sala en la que el sonido y el juego de luces estaban muy bien controlados y escuchar cada tema era todo un placer auditivo y visual. La actuación esperada comenzó con cierto retraso, pero gracias al fantástico ambiente que había dejado Isma Romero, la espera fue muy amena. Las notas de “Todo palante” empezaron a llenar la sala, abría el concierto con una de las canciones de su último trabajo. A ésta le siguieron temas tanto de sus dos discos en solitario como de su etapa en el grupo Pereza, “Chatarrero”, “Esta es mi canción”, “La chica de la curva”, “Matar al cartero” o “Pegatina” fueron alguno de los títulos que no faltaron en el repertorio. En cada una de ellas, el rock del que bebe Rubén estuvo muy presente y era imposible que los allí congregados no se pusieran a bailar, los pies en algunas ocasiones parecían moverse solos. Era una noche para darlo todo y dejarse la voz coreando cada tema.


Rubén estuvo muy receptivo con el público en todo momento, se le notaba ilusionado, con ganas de disfrutar y de hacer disfrutar. Y lo consiguió con creces, los espectadores se mostraron durante las casi dos horas de concierto muy motivados y participativos. Se percibía a simple vista el cariño que le tienen sus seguidores, que se sabían todos y cada uno de sus temas. El barcelonés reúne entre su público a personas de todas las edades, no cabe duda que ha marcado musicalmente a varias generaciones, muchos jóvenes incluso quieren parecerse a él, con sus inconfundibles rizos y sus gafas de sol. Y es que su etapa en el grupo Pereza marcó un antes y un después en su carrera profesional y en la de muchos que hoy le siguen en el camino guardando en su corazón los temas de aquella banda que tanto aportó al panorama musical español.


Rubén es uno de esos cantantes que se hace querer no sólo por su buen hacer como artista sino también por su don de gentes, su simpatía y su encanto como persona. Entre tema y tema no dudó en animar a los presentes a votar en las inminentes elecciones, así como realizar algún que otro chiste y gesto de agradecimiento hacia los suyos, consiguiendo que la sala al completo y al unísono coreara “Rubén Pozo” en varias ocasiones. Estaba claro, era su noche, la recompensa a un esfuerzo que aquel viernes por fin daba sus frutos.



El espectáculo estaba llegando a su fin y Rubén se despidió por todo lo alto. Sin embargo, el público quería más y el músico y su banda regresaron para tocar dos canciones, la última, “Starman”, hizo que sus seguidores gastaran los últimos cartuchos de energía. La noche había sido memorable y seguramente no será la última ocasión que Rubén vuelva a llenar una sala. El sonido de sus melodías aún retronará mucho tiempo en la memoria de los emocionados espectadores que presenciaron este concierto. 

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