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jueves, 5 de octubre de 2023

Crítica: “Chicago, el musical”

El peligro de la fama

PAULA OLVERA- “Chicago” es uno de los musicales más famosos, estrenándose primeramente en Broadway en 1975 y debutando en el West End londinense allá por 1979. La primera vez que esta historia ambientada en la ciudad de los vientos se representó en España fue en 1997 con una producción en catalán. Dos años después, en 1999, el montaje aterrizó en el Teatro Nuevo Apolo de Madrid donde ahora ha regresado de la mano de la compañía SOM Produce con un reparto sobresaliente que engrandece un guion de sobra conocido pues está basado en la obra teatral que la periodista Maurine Dallas Watkins publicó en 1926 y que ahonda en mujeres acusadas de asesinato y la corrupción de la justicia, cuestiones que ella misma había cubierto para el diario Chicago Tribune.  

Soy consciente de que en este nuevo curso teatral es muy complicado decantarse por un musical dado que hay un montón de buenas propuestas, como las nuevas temporadas de “Matilda” y “Mamma Mía!” o la adaptación a las tablas de la icónica “Pretty Woman”, pero lo cierto es que la vuelta a Madrid de “Chicago” se erige como el título más sugerente por la popularidad que ha cosechado a lo largo y ancho del globo estas últimas décadas. Si os gusta las superproducciones y este género en concreto, ¿cómo es que todavía no habéis sacado vuestras entradas para esta historia que también aumentó su popularidad en 2002 tras estrenarse en la gran pantalla bajo la dirección de Rob Marshall y las actuaciones de Catherine Zeta-Jones, Renée Zellweger y Richard Gere?

“Chicago, el musical” encandila desde su actuación de apertura (incluso en los minutos previos cuando una voz en off nos recuerda que el musical se ambienta en los años veinte y que ahí no existían los móviles por lo que convendría apagarlos) y continúa por todo lo alto durante toda la función siendo “Al son del jazz” y “Tango en la prisión”, ambos representados en el primer acto, los números que más me han gustado. Desde el arranque el sonido es muy bueno, algo que sorprendentemente no siempre ocurre en los directos, y se agradece que tanto la música como las voces se escuchen muy claras y limpias. Es un puntazo no solo que la orquesta toque en vivo, sino que durante los aproximadamente 150 minutos que dura la producción los músicos ocupen el centro del escenario en una grada dirigidos por el maestro Andreu Gallén. Demuestra que también los instrumentistas de piano, batería, tuba, trompeta, trombón, violín y banjo son una parte muy importante del engranaje teatral, como los actores y bailarines.

Hablando precisamente del reparto, llama la atención, por un lado, lo compenetrados que están los movimientos de los bailarines con la música en directo. Cada coreografía permanece súper medida y bien controlada, no es fácil así que se nota que hay un gran trabajo previo de ensayo y que se ha cuidado mucho cada paso y detalle pues se mantienen los clásicos del musical como las plumas o la importancia de las manos en los bailes, incluso los guantes en un momento determinado. Por otro lado, las interpretaciones son sublimes destacando sobre todo la actuación de Ela Ruiz quien hace unos meses ya me dejó con la boca abierta con su papel de Oda Mae en “Ghost, el musical” y que ahora demuestra otra vez su talento como actriz y cantante pues su voz es una pasada y te pone la piel de gallina. Esta vez encarna a Velma Kelly. 

Para que “Chicago, el musical” funcione tan bien hay que valorar igualmente el trabajo de los profesionales que están detrás partiendo de la adaptación realizada por David Thompson del libreto de Fred Ebb y Bob Fosse. Y es que los protagonistas cantan, pero sobre todo cuentan una historia intrigante y con el punto cómico justo (es divertido sin resultar cargante) que abarca un sinfín de temas como la avaricia, la corrupción del sistema judicial, la fama y la fortuna. Una historia que, todo sea dicho, tiene tela pues pone en el centro de la acción a una bailarina llamada Roxie Hart que comete un asesinato y que hará todo lo posible por evitar su condena (incluso engañar a los medios de comunicación y a su compañera de celda).

Más allá de la miga que tiene esta historia tan bien construida, hay que destacar la labor del equipo de iluminación enfocando a cada integrante del elenco en el momento exacto dentro de una minimalista puesta en escena que asombra con un estilo vodevilesco. Por todo ello, “Chicago, el musical” sigue siendo un éxito hoy en día.

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