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viernes, 23 de septiembre de 2022

Crítica: “Matilda, el musical”

Público en pie para un musical que atrapa de principio a fin


PAULA OLVERA- “Matilda, el musical” es uno de los grandes estrenos de la temporada teatral y, sin duda, la función más esperada del Nuevo Teatro Alcalá. Y no solo porque se trata de la mayor producción que SOM Produce, productora de otros éxitos como “Grease, el musical”, ha realizado en sus diez años de trayectoria, con una inversión de doce millones de euros, sino porque además este espectáculo viene avalado por el triunfo internacional tras su puesta en escena original allá por 2011 en Londres donde, por cierto, esta historia basada en la novela de Roal Dahl sigue representándose ocho veces a la semana. Y si bien este título aterriza en Madrid avalado por 99 premios internacionales, también lleva adherida la influencia de la película homónima protagonizada por Mara Wilson.

La historia de una niña muy inteligente e ingeniosa que es tratada con total indiferencia por sus progenitores y por la directora de su colegio, Miss Trunchbull, aterrizó en la calle Jorge Juan número 62 de Madrid el pasado 21 de septiembre con su esperado estreno para prensa. Si hay algo que me ha llamado la atención y que valoro especialmente de este musical es el elevado número de niñas y niños que actúan y que llevan formándose desde 2019. Si bien el inicio del montaje deja un tanto indiferente, se palpa en el escenario la desbordante ilusión y las extraordinarias aptitudes que poseen los menores para poder desarrollar sus personajes. Especialmente, las siete actrices que durante la temporada encarnan a Matilda con el nivel de excelencia que exige esta representación. Ellas son Julia Awad, Daniela Berezo, Valentina Cachimbo, Laura Centella, Julieta Cruz, Otilia M. Domínguez y Rocío Zarraute. De verdad, me encantaría ver la función con cada cual porque he presenciado la garra de una y su interpretación resulta admirable al asumir un papel protagonista con mucho texto y canciones, así como coreografías a las que se suman bailarines completamente sincronizados.

Dejando a un lado que los pequeños y pequeñas se encuentran al mismo nivel artístico que el resto del elenco adulto seleccionado por Carmen Márquez y Carmelo Lorenzo, si hay un elemento que también destaca de “Matilda, el musical” es la banda sonora integrada por temas que potencian la fuerza de esta historia y que se complementan, como ya he mencionado, con unas coreografías increíbles diseñadas por Toni Espinosa.

De todas formas, creo que esta representación brilla por sí sola, y no me refiero únicamente al excelente trabajo de Juan Gómez Cornejo y Carlos Torrijos al frente del diseño de iluminación, sino a que la adaptación y dirección de David Serrano es exquisita y conquista el corazón de los asistentes. Y es que este musical es fiel a la novela de Roald Dahl, aunque los espectadores más fanáticos de la película homónima de 1996 también verán representadas en las tablas las escenas más icónicas de la cinta dirigida por Danny DeVito como aquella en la que Miss Trunchbull toma por las trenzas a una de las niñas y la hace volar o esa otra en la que la directora obliga a Bruce a comerse un pastel de chocolate.

Siento además que “Matilda, el musical” es un evento en toda regla y que cada detalle está cuidado al milímetro una vez pisas el Teatro Nuevo Alcalá. Desde el photocall para posar de forma semejante a la protagonista hasta la barra donde sirven las bebidas en vasos muy especiales. Y, por supuesto, la puesta en escena resulta asombrosa incluso antes de iniciarse la función pues se aprecia cómo sobresalen del escenario una pila de libros gigantes de colores. Un guiño, sin duda, a la niña que es una apasionada de la lectura pese a su corta edad.

En suma, con este título la escena musical española demuestra de nuevo su gran nivel. Estamos ante una representación mágica que va de menos a más, irradiando emoción y humor hasta el último minuto. Porque tan pronto te quedas con la boca abierta con los números (mi favorito es el de los columpios) como te partes de la risa con los diálogos y con las interacciones que se producen especialmente tras el descanso. Así que, seré breve y directa: ya tenéis plan para este otoño. Y es que, para mí, “Matilda, el musical” es un sí rotundo, un montaje espléndido para todos los públicos. Yo siempre me fijo en la reacción última de los espectadores y os aseguro que nadie se queda en su butaca sentado tras el desenlace. Avisados estáis.

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