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miércoles, 4 de octubre de 2023

Crítica: “Pretty Woman, el musical”

Todos necesitamos un sueño

PAULA OLVERA- La pretty locura ha tomado tierra en pleno corazón de Madrid con el estreno de un musical a la altura de la célebre película de 1990 dirigida por Garry Marshall que tanto furor causa cada vez que se emite en los canales generalistas. La cinta protagonizada por Julia Roberts y Richard Gere es un clásico del cine y, pasen los años que pasen, nos fascina con la misma intensidad así que la superproducción representada en el Teatro EDP Gran Vía, con música y letra de Bryan Adams y Jim Vallance y libreto de Garry Marshall y J. F. Lawton, bebe de este éxito y se presenta como una de las grandes apuestas teatrales de la temporada. Desde luego, esta comedia se siente como la experiencia musical del año al trasladar sobre las tablas una comedia romántica icónica que nos invita a soñar y a amar como si no hubiera un mañana.

Tras triunfar en Broadway (Nueva York), West End (Londres), Chicago, Hamburgo, Milán y Barcelona, “Pretty Woman, el musical” ha recibido una calurosa bienvenida en Madrid. Los espectadores hemos recibido con los brazos abiertos esta adaptación pues había ganas de vibrar con esta flamante historia que sobre el escenario se mantiene fiel a la película en su esencia. Evidentemente, hay modificaciones como la banda sonora compuesta expresamente para la ocasión por los citados Bryan Adams y Jim Vallance. Las canciones destacan mucho en una superproducción de estas características, son las que dan fuerza y potencian la narración así que, en este caso, resultan muy enérgicas y pegadizas como la de “¿Qué tiene esta chica?” (además en los compases finales suena el mítico “Oh, Pretty Woman” de Roy Orbison). A las letras armonizadas hay que sumar que también están perfectamente coreografiadas, por eso, tras cada número, se suceden aplausos tan sinceros.

En “Pretty Woman, el musical” se intensifica el humor, dando como resultado una representación muy divertida que atrapa al público de principio a fin. De todas formas, y pese a que se introducen nuevas miradas y un tono especialmente cómico en la actuación, el relato original (que tan obsoleto ha quedado hoy en día por su tufo machista) se conserva con Vivian Ward como protagonista indiscutible. El telón se sube con un número al que, bajo mi punto de vista, le falta algo de brío, pero nos adentra en las horas de calle de esta prostituta y cómo su vida cambia cuando conoce al poderoso ejecutivo Edward Lewis quien le pregunta cómo llegar en coche a Beverly Hills. A pesar de que a simple vista no pegan ni con cola, se trata de dos almas gemelas que acaban de encontrarse y que incluso se reencuentran así mismos en un plazo de una semana cuando el hombre de negocios le ofrece dinero a la joven para que le acompañe a diversos actos sociales. Durante algo más de dos horas (la función cuenta con un descanso de 15 minutos), los asistentes asistimos al enamoramiento de ambos y a la superación de un sinfín de obstáculos que reflejan la importancia de perseguir los sueños.

Para que este musical nos evoque el romanticismo impregnado en la película estadounidense se representan las escenas más inolvidables como la de Vivian en la bañera cantando “Kiss” de Prince mientras es observada por un atónico Edward Lewis o la de este hombre de negocios ascendiendo por una escalera para reencontrarse con su amada y fundirse en el beso en mayúsculas que pone la guinda al pastel. O sea, el guion es conmovedor y conecta con los presentes al plasmar estos momentos tan legendarios, aunque verdaderamente son Cristina Llorente y Roger Berruezo los que consiguen atraparnos mientras juegan con la intimidad y la atracción física de los personajes. Aun cuando Rubén Yuste en sus múltiples facetas y Erika Bleda como Kit Deluca (la amiga de Vivían) sobresalen en sus papeles, la pareja protagonista destaca por su interpretación y sus increíbles voces. Hacía tiempo que no percibía tanta química teatral.

Otro elemento que capta mi atención habitualmente en un musical es la escenografía que, para esta ocasión, resulta muy versátil al recrearse en un abrir y cerrar de ojos las localizaciones más destacadas de la historia original como el hotel donde se aloja Edward Lewis, la tienda de ropa donde no permiten comprar a Vivian o la ópera que incorpora dos escenas simultáneas a la vez que se funden en una muy emotiva.

“Pretty Woman, el musical” se representará en el Teatro EDP Gran Vía al menos hasta el 3 de diciembre así que si tenéis que hacer un regalo a alguien ya sabéis que hay un equipo dejándose la piel el cual se merece un sold out y una gran ovación por crear un espectáculo entretenido y dinámico que revitaliza una magnífica historia. Como último consejo, mis invitaciones esta vez han sido para entresuelo y yo os animo a que adquiráis las entradas de mayor visibilidad del patio de butacas porque merece la pena.

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