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martes, 23 de mayo de 2023

Crítica: Ghost, el musical

Un paseo por el recuerdo de la película

PAULA OLVERA- “Ghost, el musical” bajará el telón en el Teatro Albéniz el 28 de mayo así que todavía estáis a tiempo de haceros con vuestras entradas y disfrutar de una representación que supera las expectativas con creces. Pese a que actualmente en Madrid existe una amplia y variopinta oferta de este género teatral, esta adaptación merece un gran reconocimiento pues traslada con acierto de la gran pantalla a las tablas la icónica historia de amor protagonizada por Patrick Swayze y Demi Moore. En esta ocasión el papel de Sam recae en tres actores diferentes puesto que David Bustamante se alterna las funciones con Ricky Merino y Christian Sánchez, mientras que Ana Dachs se mete en la piel de Molly con la energía concentrada en devolver al público la magia y la emoción del inolvidable largometraje de 1990.

A pesar de que hace más de diez años que ejerzo como crítica teatral nunca había tenido la oportunidad de disfrutar de una función en el Teatro Albéniz, denominado desde su reapertura en 2022 UMusic Hotel Madrid ya que engloba un complejo cultural y hotelero ubicado en uno de los puntos más céntricos de la capital: en la calle de la Paz, a escasos metros de la Puerta del Sol. Su fachada exterior es una de las más singulares con las esculturas de Ángel Ferrant que representan a distintos tipos regionales. Sin duda, un buen preludio para albergar un musical tan conseguido pues dicha versión es muy fiel a la obra original.

Precisamente en el guion es donde “Ghost, el musical” marca la diferencia. La historia, enfocada en la relación entre Sam y Molly y la tragedia tras el fallecimiento del joven en un atraco, está muy bien contada y se convierte en un agradable paseo por el recuerdo de la película dirigida por Jerry Zucker que incluso conquistará a aquellos espectadores más jóvenes que todavía no han sucumbido a la película más taquillera de 1990, ganadora de dos premios Óscar. La adaptación teatral combina con maña los instantes de suspense, humor y emoción consiguiendo que los asistentes permanezcan atentos a cada movimiento que se produce en el escenario y a cada giro en la trama. Sin embargo, considero que la pausa para el descanso desengancha a algunos asistentes, pese a que la narración no decae en ningún momento de las aproximadas dos horas de espectáculo.

Las interpretaciones de los protagonistas son correctas, aunque se echa en falta más fuerza en la recreación de un tema tan mítico como “Unchained Melody” de los Righteous Brothers. Eso sí, llama poderosamente la atención la evolución profesional de Ricky Merino. El de Palma de Mallorca se hizo televisivamente conocido en “Operación Triunfo 2017” y, desde entonces, ha encadenado proyectos muy diferentes como maestro de ceremonias de ¡A cantar!, el primer concurso musical de Netflix, o probando suerte en el teatro musical donde, todo sea dicho, ya tenía experiencia previa a su paso por la Academia como integrante de "Rent, el musical". De todas formas, quien se lleva el aplauso más sonoro es la actriz Ela Ruiz que logra la carcajada fácil de todo el patio de butacas con su papel de Oda Mae, una estafadora que ejerce de vidente y que tiene la capacidad de hablar con los muertos.

Las actuaciones se complementan con enérgicos números de baile, aunque si hay algo que verdaderamente destaca de “Ghost, el musical” son los cambios de escenografía (se recrea desde una oficina, una casa o un hospital hasta un vagón de metro) y todo aquello que la rodea como los efectos especiales y los sorprendentes cambios de iluminación que crean curiosas impresiones visuales. Por todo esto y mucho más, no perdáis la última oportunidad en Madrid para cantar, reír y llorar con este montaje.

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