Puro dinamismo
PAULA OLVERA- Tanto la película de 2008 “Mamma Mia!” como el musical homónimo recién estrenado en el Teatro Rialto dejan patente que nunca dejaremos de cantar y bailar las canciones del grupo ABBA sencillamente porque son icónicas. Desde "Waterloo" hasta "Dancing Queen", pasando por "Chiquitita" y “Money, Money, Money”, el mejor repertorio del grupo sueco se mantiene en tendencia gracias a una novedosa y espectacular superproducción que llena de alegría y color la Gran Vía madrileña. De la mano de Som Produce, productora de otros éxitos teatrales modernos como “Grease” o “Matilda”, esta función nos traslada a una idílica isla griega para resolver el misterio de quién es el verdadero padre de Sophie, la hija de Donna, y quién la llevará al altar el día de su boda con Sky.
Desde 1999 la adaptación sobre las tablas de “Mamma
Mía!”, cimentando a partir de las canciones de una banda tan legendaria como
ABBA, ha hecho las delicias de millones de espectadores en todo el mundo y
ahora se asienta en Madrid con un fabuloso montaje dirigido por Juan Carlos
Fisher que no pierde un ápice la esencia de la historia original. Y es que,
valiéndose de los temas más populares del emblemático grupo sueco que ganó el
Festival de Eurovisión el 6 de abril de 1974, la función nos acerca a la
inquietud de Sophie tras encontrarse el antiguo diario de su madre y descubrir
a tres hombres que podrían ser su padre: Sam, Harry y Bill. El caos está garantizado cuando aparecen en
el hotel que regenta Donna estos tres antiguos amores tras recibir una significativa
invitación de boda.
“Mamma Mía! El musical” os hará reír y os emocionará a
partes iguales. La historia en sí misma es tan divertida y potente como
conmovedora y ya te predispone a pasar un buen rato. Porque su enganche
principal es abordar el lado más optimista y reconfortante de la vida. Sin
embargo, se nota el esfuerzo del equipo por seguir sorprendiendo pese a que se
trata de una superproducción tan conocida. Tanto es así que las coreografías, a
cargo de Iker Karrera, resultan impresionantes. El cuerpo de baile hace latir el escenario, cada paso, cada movimiento, está perfectamente ejecutado y los aplausos
se suceden con fundamento después de los números. Qué bonito descubrir cuántos artistas viven de sus sueños y cómo, cada
vez más, se da oportunidades grandiosas a gente joven tan talentosa. Ahora
bien, no solo los bailarines se ganan mi mayor admiración, sino que los integrantes
principales del elenco también cautivan con sus interpretaciones y sus
poderosos chorros de voz.
Lo cierto es que cada una de las actuaciones emboba,
pero si tengo que destacar a alguien sería a la joven Gina Gonfaus, que da la
talla en el papel de Sophie, y, por supuesto, a la actriz que se mete en la
piel de Donna, Verónica Ronda, con la que es fácil empatizar como una de las
tantas heroínas cotidianas que nos rodean en la realidad criando solas a sus
hijos. Asimismo, e irremediablemente, se
van los ojos hacia Jaime Zatarain porque encarna con carisma a un personaje tan
crucial en la historia como es Sam. Igualmente, Mariola Peña, que
interpreta a Tanya, se gana las risas cómplices de los espectadores con su buen
hacer sobre el escenario.
La
señal más inconfundible de que un musical ha calado entre los asistentes y
apunta a fenómeno es que el público exprese que se ha quedado con ganas de más.
Y
“Mamma Mía! El musical” no solo consigue poner a los espectadores en pie, sino
que les retiene en éxtasis durante unos cuantos minutos en un colofón
apoteósico con las canciones de ABBA más pegadizas.
“Mamma
Mía! El musical” desprende una energía muy bonita y suena mejor que nunca.
Mi intuición me dice que esta creativa superproducción gustará tanto o más que
aquella que desembarcó en el Teatro Lope de Vega de Madrid allá por 2004 y la
cual se mantuvo en cartelera hasta 2011. Porque si bien las canciones
permanecen inalterables, se aporta una visión más moderna, presentándose una nueva
escenografía, novedosas coreografías, música en directo y un sonido tremendamente
envolvente. Y hasta los protagonistas lucen un vestuario inédito. Es más, ya os
adelanto que el mismísimo teatro se ha ambientado también para la ocasión
trasladándonos directamente a la isla griega donde transcurre la historia.
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