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jueves, 25 de octubre de 2018

Crítica: obra “Los hombres tristes”

La soledad que entristece a los hombres


VÍCTOR H.OSPINA-A principios de 2018, Cruz Roja hacía una advertencia: “el 60% de las personas mayores de 65 años que atendemos viven solas, muchas de ellas viven con sentimiento de soledad”. Aunque no hay estadísticas, los jueces presencian cada vez más personas que mueren solas debido al abandono familiar y a que las instituciones han fallado a la hora de dar una atención a un colectivo tan vulnerable. Para evitar que la situación empeore, y para que la gente tome conciencia, se ha reestrenado en Teatro Lagrada de Madrid el drama teatral “Los hombres tristes”, dirigida y escrita por Juan Jiménez Estepa que es el responsable de otros éxitos sobre las tablas como "No (me) abandones”.  La obra se podrá disfrutar en esta sala independiente hasta el próximo 28 de octubre.

El problema de la soledad no es tan acuciante en España como en Reino Unido, donde a principios de año se creó el Ministerio de la Soledad para combatir este problema considerado de salud pública. No obstante, es una problemática que puede ir a peor teniendo en cuenta la creciente tasa de envejecimiento de la población.

La respuesta a cómo ser conscientes de que hay que cuidar a nuestros mayores cuando envejecen se encuentra en la función “Los hombres tristes”. Es una obra dura y triste, tanto o más como su nombre indica. Pero lo es porque lo que Jiménez ha querido representar es incluso más duro: Silvia (Elisa Berriozabal) y Sergio (Carlos Algaba), dos de los protagonistas, son testigos de cómo la soledad de su padre lo está apagando poco a poco. Saben que la soledad mata. Este dolor es el hilo conductor de la obra y los espectadores son testigos de la fragilidad de los protagonistas.

Esta tristeza impregna sus vidas y les impide continuar con normalidad hasta que aparece Laura (Julia Olivares): una vecina joven, divertida, cotilla y sin preocupaciones. Su juventud es una ventana de aire fresco para Silvia y Sergio, pero sobre todo para él. Es ese tipo de persona que quieres que esté a tu lado cuando las cosas no van bien. En vez de destruir, construye; en lugar de juzgar dice que todo va a ir bien. Su sonrisa pinta de alegrías las tristezas de Sergio y Silvia.

El público sufre con los protagonistas debido al enorme despliegue emocional que los actores realizan en las tablas. Gracias a esas dotes interpretativas, los presentes captan la desesperación y la angustia que el director ha querido transmitir con esta obra, dejando claro que la soledad es un problema creciente.

Jiménez no tiene las respuestas exactas para explicar por qué las generaciones actuales no están cuidando de los padres pero cree que se debe a que esta tarea recaía sobre las mujeres. Explica también que “la estructura familiar actual es menos férrea que las antiguas. Las generaciones anteriores se movían menos de su lugar de origen y sabían que tenían que cuidar de sus padres”.

Gracias a la buena aceptación de la obra durante la primera temporada se ha podido reestrenar “Los hombres tristes”. Jiménez ha asegurado que se ha corrido la voz entre los profesionales del sector y ha vuelto a tener una buena acogida entre el público. La obra estará este viernes, sábado y domingo en Lagrada ubicado en la calle Ercilla 20.

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