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viernes, 10 de abril de 2020

Entrevista: Pablo Krantz

“Creo estar comenzando una etapa de cambio”

PAULA OLVERA-En plena cuarentena por la crisis del coronavirus hemos cruzado el charco (de forma virtual, claro) para hablar con Pablo Krantz que ha sido capaz de desarrollar su música y Literatura a sendos lados del Atlántico. En la actualidad, este músico argentino está aprovechando el confinamiento para avanzar con algunos proyectos que tenía postergados y que sumará a su ya prolífica carrera. Y es que el también escritor nos adelanta que está arrancando una etapa de cambio, de hecho, en su vida profesional llegan novedades ya que hace unos meses comenzó a grabar su noveno disco y además tiene previsto realizar una gira por Europa a partir de octubre, un continente que siente especialmente cerca después de haberse radicado en París durante cinco años.



P: Lo primero de todo, teniendo en cuenta que el mundo está atravesando un complicado momento por la pandemia del coronavirus, ¿cómo te encuentras? ¿De qué manera te ha afectado en tu profesión esta emergencia sanitaria?

R: Considerando la situación general, creo que me encuentro bastante bien, tratando de conservar la calma y aprovechar para avanzar con algunos proyectos que tenía postergados. Lo que sí, he descubierto con sorpresa que es más difícil concentrarse estando todo el día en casa que llevando una vida más andariega. Aquí en Argentina por ahora los problemas generados por el coronavirus son más económicos que sanitarios, ya que tenemos pocos muertos, como en casi toda América Latina. Veremos cómo sigue. He tenido que suspender o postergar varios conciertos en Argentina, pero espero poder hacer la gira por Europa que tengo planeada a partir de octubre.

P: ¿Cómo comenzaste en tu profesión en Argentina y de qué manera marcó tu trayectoria aquel traslado a París en 2002?

R: Empecé fanatizándome con el rock a los diez años. Tardé luego cuatro años en convencer a mis padres de conseguirme una guitarra prestada y un profesor. Luego tuve diversos grupos en los que fui guitarrista o cantante, hasta que comencé mi carrera solista a los 27 años. A los 29, edité mi primer disco en Buenos Aires. Luego hubo un disco más y me fui a vivir seis años a París. Ahí fue que comencé a componer en francés, idioma que hablo desde que era niño. Desde entonces, canto en ambos idiomas y me he vuelto algo así como un embajador musical de la chanson francesa en Latinoamérica. Vivir en Francia también me abrió ciertas puertas en Europa que me permiten ir de gira allí una vez por año. Y empezar a cantar en francés me abrió a una nueva forma de cantar, más susurrada y grave, que se adapta mejor a mi tipo de voz que la manera un tanto gritona con la que se suele cantar en Argentina.

P: ¿Cómo definirías el momento actual que estás viviendo en tu carrera profesional?

R: Creo estar comenzando una etapa de cambio. Hace unos meses comencé a grabar mi noveno disco (que he tenido que interrumpir por la cuarentena) y lo siento como una nueva dirección en mi carrera, con arreglos mucho más orquestales, capas y capas de violines y vibráfonos, y una forma de cantar de crooner, más alejada del rock indie con el que siempre de una manera u otra me relacioné. Tengo las canciones compuestas hace tiempo, pero tardé mucho tiempo en decidirme a comenzar con la grabación, porque sentía justamente esa necesidad de lanzarme hacia algo distinto.

P: De todos los valores personales que te definían antes de ser cantante, ¿cuál crees que sigues conservando?

R: Creo conservar todos los valores con los que comencé: el amor a la libertad, el odio hacia toda opresión (venga del espectro político del que venga), el deseo de nunca devolver mal por bien, de nunca colocarme por encima de nadie, de ser agradecido, de nunca victimizarme. De la victimización surge el resentimiento y la autoindulgencia de mucha gente que cree que, por haber sido víctima en el pasado (o por imaginarse que lo fue), puede hacer el daño que quiera en el presente y estar justificada. La música tiene la magia de permitirte viajar y conocer mucha gente, de entrar en la vida y el corazón de muchas personas. Es un privilegio pero también una responsabilidad, y de esa manera lo vivo.

P: ¿Cómo aprecias el panorama actual del rock español?

R: A la Argentina nunca ha llegado demasiado el rock español, excepto ciertos grupos de metal de los años 80, o de rock radical vasco. No conozco el panorama actual como para dar una opinión que tenga algún sentido.

P: Si en algún momento tomaras la decisión de retirarte de la música, ¿cómo te gustaría que te recordaran?

R: Si decidiera abandonar la música sería sin duda para dedicarme de lleno a mi otra pasión, la Literatura (tengo por el momento ocho discos y ocho libros editados), así que preferiría no quedar en el recuerdo sino que los que gustan de mi música me siguieran en esa otra faceta. Lo esencial para mí es seguir creando cosas y compartiéndolas con gente con la que tenga valores y gustos en común.

P: De todas tus composiciones, ¿hay alguna canción que sea especial porque represente algún momento o hecho personal?

R: He tenido varias canciones propias favoritas, que han ido cambiando a lo largo de los años. No necesariamente son las más conocidas, o las que más canto en vivo, sino aquellas en las que expongo con desnudez ciertas tiernas fragilidades. Pondría como ejemplo “Dans ta boîte à lettres” (“En tu buzón”), de mi disco “Les chansons d’amour ont ruiné ma vie”, que edité en 2007 cuando vivía en París. Con el paso del tiempo deja de ser importante para quién compusimos las canciones, ya que cada vez que las cantamos las vamos reinventando, encontrando nuevas maneras de comunicarnos con ellas. Las buenas canciones nos acompañan a través de nuestros cambios y para eso deben separarse de las razones o las personas para las que las compusimos originalmente.

P: Entre libros y discos has publicado más de una decena de títulos. ¿Qué es lo primero que piensas cuando echas la vista atrás?

R: Siento bastante orgullo por haber logrado llevar a término esos libros y discos, que muchas veces mientras los estaba escribiendo o grabando me parecieron odiseas imposibles, proyectos faraónicos en los que sentía que me extraviaba una y mil veces. Pero a la vez siento que he vivido y pensado y conocido miles de cosas más desde entonces y que necesito crear nuevos libros y discos que se correspondan más con el que soy ahora.

P: Has lanzado además varias novelas orientadas al público infantil. ¿Qué responsabilidad crees que tienes en este sentido con los adolescentes?

R: A mi juicio, uno siempre debe ser responsable con lo que transmite en sus obras (más allá de que la posibilidad de cortocircuitos, malentendidos y ganas de malentender abunden como nunca en estas épocas). En una novela para público juvenil (ese es el nombre “técnico” del segmento al que se dirigían mis dos novelas de aventuras) es importante transmitir ciertos valores y cierto optimismo a la hora de vencerse a sí mismo y vencer las dificultades (el clásico “final feliz”), pero eso no debe convertir la novela en un discurso moralista. Debe estar, a mi juicio, en filigrana detrás de la acción, la diversión y las emociones, como un substrato invisible que le da solidez y sentido a la trama.

P: Por último, ¿cuáles son tus próximos proyectos?

R: He hablado ya de mi nuevo disco, que espero retomar apenas termine la cuarentena, pero no he dicho que en realidad serán en cierta forma dos discos, ya que todas las canciones tendrán versión en español y versión en francés, a veces con cambios importantes en las letras y las melodías para adaptarlas al idioma galo (fueron compuestas en castellano). Y tengo que escribir dos libros que me ha encargado una editorial argentina, y un cuento para una antología de relatos sobre disquerías. Estoy en busca de la concentración que la pandemia se llevó…

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