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domingo, 1 de enero de 2017

Artículo: exposición “Conflicto de fronteras”

Territorios fraccionados


VÍCTOR H. OSPINA - En abril del 2015 José Palazón, fotógrafo y activista que preside la ONG Prodein, recibió el premio Ortega y Gasset por una fotografía tomada el 22 de octubre de 2014 en la que se veía a un grupo de inmigrantes subsaharianos saltando la valla de Melilla. La imagen estaba cargada de simbolismo. Palazón disparó con su cámara desde una perspectiva en la que se quedaban congeladas dos realidades contrapuestas. Por un lado, un grupo de inmigrantes que intentaba saltar la valla y culminar así su aventura con la llegada a Europa. Por otro, un grupo de personas que jugaba al golf en el campo que está después de la valla. El jurado reconocía el mérito de plasmar “la enorme distancia, económica, social y de expectativas, que existe entre dos mundos”. Hasta el cinco de enero La Casa Encendida acoge la muestra “Conflictos de fronteras” ahondando en problemáticas globales contemporáneas.

El muro al sur de España, que divide el mundo rico del pobre, que separa un mundo de oportunidades frente a otro que no, es uno de los tantos que el ser humano ha construido a lo largo de su existencia. El más tristemente célebre es el muro que Israel ha construido en Cisjornadia, que tiene una longitud de 273 kilómetros y que es una muestra de una lucha por el control de las tierras. Durante la campaña de las elecciones presidenciales de 2016 en Estados Unidos, Donald Trump amenazó de manera reiterada su deseo de construir un muro que separe México de Estados Unidos para poner fin, según él, a la entrada de personas indocumentadas, narcotraficantes y terroristas. A poco menos de un mes para que tome posesión de su cargo, la medida sigue sobre la mesa.

La guerra de Siria, la presencia de grupos terroristas como Boko Haram y las hambrunas en África, han empujado a cientos de personas a huir hacia Europa, pero se han encontrado con que las puertas estaban cerradas. Veintisiete años después de la caída del Muro de Berlín, la respuesta de Europa ha sido levantar muros, como es el caso de Hungría: 175 kilómetros construidos en la frontera con Serbia. Reino Unido y Francia levantarán un muro de cuatro metros de alto en Calais. Macedonia ha fabricado también una valla con la frontera griega para frenar la oleada migratoria que llega a través del Mediterráneo. Y Noruega planea construir su propia barrera en el Ártico. Esto ha hecho tambalear al proyecto de integración regional europeo, en el que se permite la libre circulación de los ciudadanos europeos y de los residentes en las naciones que forman parte del proyecto.

El Acuerdo Schengen, firmado en 1985 y en vigor desde 1995, supuso el final de las fronteras en Europa. Su fracaso también significaría el final del proyecto de la aldea global, el término acuñado por el sociólogo canadiense Marshall McLuhan para referirse a la desaparición de las barreras físicas que delimitaban los estados y territorios y que fomentaría la libertad de movimiento de las personas. Porque la Unión Europea es el último reducto de aquella idea.

Los muros han configurado fronteras. Pero no son los únicos modos que se han usado a lo largo de la historia para de determinar los territorios y sus delimitaciones. En 2014, Rusia se anexionó Crimea. Rápidamente, la sociedad se polarizó a favor y en contra de estar bajo la estela rusa, a pesar de que el 60% de la población es de etnia rusa, el 25% de etnia ucraniana y el 12% tártaros de Crimea.

La exposición fotográfica “Conflictos de fronteras”, en La Casa Encendida, explora cómo los procesos colonizadores, y posteriormente descolonizadores, el control de las aguas, de conflictos como el de Oriente Próximo, etc., han influido en la configuración de las fronteras. Para ello, los autores se apoyan en gráficos, cronologías, datos históricos, mapas y textos para que el espectador se haga una idea aproximada de cómo han ido cambiando a lo largo de historia. La Casa Encendida ha contado con la colaboración de Le Monde diplomatique y la Fundación Mondiplo para llevar a cabo la exposición. Los interesados podéis visitarla hasta el cinco de enero.

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