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viernes, 13 de diciembre de 2013

Entrevista: José María Valiño, miembro de la discográfica "Resistencia"

“La industria nos marca el paso”


PAULA OLVERA - La charla tuvo lugar en la propia discográfica. La persona encargada de atendernos fue José María Valiño, director del departamento de promoción de Resistencia. Durante la entrevista pudimos observar como los demás miembros que se encontraban en aquel momento en la oficina (la plantilla cuenta con diez personas), no paraban de trabajar y de realizar gestiones. Y es que la discográfica empezó como distribuidora, importando discos de referencias que no estaban en nuestro país y hoy en día continúa su labor tras haberse convertido también en una editora. Intentan buscar un mínimo de calidad, por eso no tienen un campo musical concreto, no pretenden ser selectivos si quieren abarcar un gran público.



 P: Empezaron en 1994, ¿en qué han cambiado en estos años?

R: Empezamos como distribuidora y ahora mismo seguimos como distribuidora, editando muy pocos discos anuales. Uno o dos, para acabar pronto. Muchos de ellos son artistas extranjeros de los cuales conseguimos la licencia para hacer la fabricación aquí en España y es un modelo más productivo de financiación que la distribución: tú coges el derecho de edición, cargas con los gastos de fabricación y distribución, evidentemente con unos principios legales que te da la casa madre o la casa editora y tienes el derecho de distribuir esos discos aquí en España. Empezamos como distribuidora comprando los discos fuera y vendiéndolos aquí, estamos de alguna manera así ahora mismo. La edición viene a ser el hecho de meter a un artista en un estudio que es la figura que hacíamos antes: pagar lo la producción, pagar las horas de estudio. La edición que se hace ahora -si no hablamos de multinacionales- es que el artista carga con todo y nosotros de alguna manera lo que hacemos es ampararlo bajo el sello. Evidentemente, un modelo de edición genera un modelo de artista y otro modelo genera otro. La inversión que realiza cada uno va a tener más o menos beneficio aunque hoy en día hablar de beneficios en el disco, en independientes, olvidaros, ni para el artista ni para nadie. Pero hay gente que lleva veinte años en la música que está con nosotros. Y se puede: tienen su carrera, su nombre y sus ganas de seguir. Y nosotros con ellos. Una vez editado un disco, ¿qué hacemos? Pues meterlo en nuestra cadena de distribución, esa sería la única diferencia a esos efectos de empresa.


P: ¿Por qué decidieron llamar a la discográfica Resistencia?

R: No es por lo que la gente dice que es resistir. Hubo una especie de súper grupo portugués por aquellas fechas que se llamaba Resistencia. Había varios artistas importantes de Portugal, nosotros distribuíamos prácticamente todo el producto portugués en España en aquella época. A una de las personas, que ya no está, se le ocurrió el nombre de Resistencia. También está la interpretación esta última de resistir, que está bien, pero empieza por ser el nombre de un súper grupo portugués. Un súper grupo es cuando varios artistas fuertes se unen, no es que sean muchos. Por ejemplo Blind Faith. O los Cream, tres artistas fuertes que se unen y forman un grupo.


P: ¿Hay mucha competencia entre las discográficas?

R: La competencia la da el mercado. Tú llevas una cartera, un catálogo y otra discográfica lleva otro catálogo. ¿Competencia? Bueno… El que tiene más posibilidades de acceso a medios o tiendas porque tenga más calidad, profesionalidad o dinero pues podrá acceder más o no porque todo esto es muy relativo y muchas multinacionales han cerrado o han sido vendidas. Podrá conseguir más plusvalía o renta, pero igual no. No quitamos un cliente a otro. No es como un servicio de transporte que tenga un cliente y otro proveedor se lo quite. Aquí un cliente puede comprar un disco nuestro y otro de la competencia porque están al mismo nivel de calidad o dentro de su interés. No podemos retener clientes más que por el trato, pero evidentemente si yo llevo un buen disco y otro lleva un buen disco, si el cliente puede comprar dos discos, compra dos discos. No es una competencia en ese sentido.

P: ¿Les ha pasado que estén interesados en un músico, pero ya estuviese en otra discográfica?

R: Sí. Me hubiera encantado llevar a Paul McCartney, pero ya estaba pedido (risas).

P: ¿Cómo ve el panorama musical actual?
R: Eso es una cuestión muy amplia. Hay cosas que están mediocrizando mucho. Los concursos… es terrible que la gente vaya a concursos televisivos pretendiendo o sabiendo cantar y sometiéndose a un jurado elegido por una cadena y que con esa promoción tire para arriba o para abajo, merma muchísimo todas las posibilidades artísticas. La decisión que han tomado ahora en Madrid, con relación también a lo que han hecho en Barcelona, de que haya un jurado que decida qué músicos pueden actuar en la calle, quiénes son válidos y quiénes no, me parece también algo terrible, ¿qué jurado va a hacer eso? Incluso si lo hiciera Dylan o lo hiciera Paul McCartney. ¿Por qué? ¿Qué juicio ha de haber? Juicio de valor en el arte no lo da un jurado so pena que estemos hablando de una academia. Hay un fenómeno muy curioso que no sé si tiene que ver o no con el futuro de la música, pero estamos viviendo artísticamente de lo que se hizo hace cuarenta años, cosa que cuando era joven no ocurría. Las músicas tradicionales, el flamenco y tal ya es otra cuestión, tienen su evolución propia, aunque el flamenco está tan supeditado a que los artistas flamencos hagan concesiones que ya no hay tanta investigación en la ortodoxia. El pop no deja de vivir de lo que se hizo hace cuarenta años. No deja de tener su curiosidad, quiero decir que la gente que en los sesenta teníamos veinte años no vivíamos de lo que se estaba haciendo en los años treinta musicalmente hablando. Que no digo que no tenga influencias pero que eran otras las perspectivas, se miraban artistas contemporáneos.


P: ¿Cómo intentan luchar contra la piratería?

R: No se puede luchar contra la piratería y hay estamentos que lo están haciendo y son además bastante impopulares, como la SGAE. El mundo de Internet es un mundo muy complejo con mucha participación ciudadana, pero no con el suficiente conocimiento social, económico o de derecho. Hay estamentos que ya defienden los derechos de la editorial, los derechos de la distribuidora, protegen el intercambio de trabajo, etc., pero ahora mismo hay entre la ciudadanía un montón de consignas o sentencias mal interpretadas acerca de lo que es el derecho, vivimos un poco confusos en ese campo filosófico. El derecho viene marcado por la política. La actual mediocridad política - y la mediática que la marca- nos impide ver eso pero los derechos varían de un modelo político a otro y los modelos políticos vienen marcados por la reflexión filosófica sobre derecho, ética, justicia y otros valores abstractos y exclusivos del hombre. Pero haciendo abstracción de esto: ¿Qué es derecho? ¿Y quién es el adjudicatario del derecho, el sujeto pasivo o el activo? Creo que el único derecho gratuito es el que los hombres hemos convenido en llamar “derecho natural”. Fuera de ahí… ¿Es el derecho gratis por definición? ¿Y es la cultura un derecho? ¿Y ha de ser entonces la cultura gratis? Y, aparte, no todo lo que está generando la industria del entretenimiento es cultura, que eso lo decidirá la posterioridad, no nosotros, porque lo cierto es que la cultura avanza por el esfuerzo de hombres concretos y la sociedad participa de su avance con siglos o décadas de retraso. El caso es que alguien le debe pagar al creador. Y, o le paga el Estado por decisión de la sociedad, o le pagan aquellas personas que consumen aquello que ha hecho.  Y si le paga el Estado vamos a tener un creador subvencionado, que no dará ningún avance social de relevancia porque no será crítico, será un creador atado.


P: Va a estar supeditado a lo que diga el Gobierno…

R: Evidentemente. De hecho, ocurre muy a menudo. Hay grandes grupos empresariales emparentados con partidos políticos que potencian a aquellos artistas que de alguna manera cargan con la consigna. Un artista libre necesita de un mundo libre que compre su obra sin necesidad de un mantenimiento por parte de un mecenas que le van a poner las condiciones. Si para crear tiene que invertir tiempo, trabajo y dinero es una barbaridad que una vez que haya conseguido el fruto, los demás se lo lleven sin pagarle nada a cambio. Terminaremos con la visión de futuro que puede aportar el creador.

P: ¿Qué tiene que tener un músico para que forme parte de su equipo?

R: Está habiendo muchas reediciones de los discos de los cincuenta o de los sesenta, también de lo que se llama oldie: los comienzos del pop, del soul, pero eso está ahí de mucho atrás y es el precio medio que el cliente más o menos puede soportar, nadie quiere novedades a veinte euros. El margen de ganancia es mínimo. Y en cuanto a artistas noveles que tengan cierta proyección… las condiciones las ponen las propias tiendas. Es decir, la discográfica tiene poco que decir aquí ya: tiene un prestigio, unos años recorridos, decenas de años siendo conocidos por las tiendas que nos atienden… pero la tienda está quitando escaparate, está cerrando secciones y no quiere cualquier cosa, ni acepta cualquier cosa. Si tú tienes que ir a una tienda tienes que garantizarle un mínimo de salida de ese disco. Si tú no le garantizas un mínimo de salida de ese disco, tú pierdes tu prestigio en un año. De alguna manera tiene que haber un movimiento, normalmente promocional, que el conocimiento del disco llegue al público, en mayor o menos medida, con lo cual tiene que haber un departamento que (o bien está dentro de la empresa o bien está fuera) promocione aquello. Tiene que moverse para que también de alguna manera en ese movimiento genere comunicación y gente que les siga. Que venga alguien con un disco buenísimo que no va a hacer absolutamente nada o que no va a hacer ninguna actuación por algún sitio es jugársela mucho. Si el disco es una barbaridad lo normal es que nos la juguemos, pero tiene que ser una barbaridad. Si es una cosa relativamente normal, aunque buena y no va a hacer nada ni el músico ni nadie con el disco, pues es un absurdo que tú convenzas a tiendas importantes de tener ese disco que lo que va a hacer es ocuparles espacio y evitarles ese espacio a otros discos que sí que se van a consumir. Si eso se lo haces veinte veces seguidas, dejan de confiar en ti. Es la industria la que marca el paso, no somos nosotros. Nosotros evidentemente tenemos un peso, pero ese peso hay que medirlo con cuidado.

 
P: ¿Cuáles son las últimas incorporaciones que han tenido en la discográfica?

R: Vienen a ser sellos que nos piden la distribución, con lo cual son papeles de distribución, no de discográfica. No son artistas que editemos, son sellos que están funcionando normalmente con departamento de producción pero que no tiene canal de distribución, tienen varios artistas y nos dan la distribución a nosotros. Discográficas pequeñas.
P: ¿Cómo es un día en la discográfica?


R: Aburrido (risas). Escribiendo, tomando notas, respondiendo… Un trabajo de oficina con música de fondo.

P: ¿Cuáles son sus funciones?

R: Aquí es todo. La función primordial mía es llevar la promoción y la web.


P: ¿Cómo han influido las nuevas tecnologías en su trabajo?

R: Las redes sociales son demasiado nuevas. No tengo todavía un balance de eso, no sabría decirte. De momento el asunto está empezando y habrá que esperar un año a ver en qué se traduce. La red social es Internet y de momento es algo que utiliza la gente muy hecha a la red. Si tú recomiendas algo está muy bien. El problema es ¿ese algo lo van a comprar o lo van a bajar de la red? No sé cómo calibrar ese tema todavía. A nivel de dar a conocer un sello o una marca o ampliar un público: Sí. A nivel de que luego eso se traduzca en ventas… está por ver. En cuanto al correo electrónico que también fue un avance de nuevas tecnologías, terriblemente desastroso. Antes respondías con más calma y ahora te pasas el día respondiendo (risas). Internet ha hecho un daño terrible en muchísimos campos, no sólo estoy hablando en la industria discográfica, sino también en el cine, en el libro… en muchísimos campos. ¿La red social va a paliar eso? Podemos recuperar unos puntos. En España yo creo que la gente que compra discos, la gente madura que está buscando novedades, no ha usado Internet hasta hace dos años o así. El tema de Twitter y Facebook ha empezado hace un año y no podemos calibrar. Lo cierto es que la industria a la vez va hacia abajo y no podemos calibrar si esto está haciendo que recuperemos algo.

P: ¿Qué proyectos tienen en mente en corto plazo?

R: Seguir funcionando queda como muy chistoso, pero seguimos trabajando. Las redes sociales es el reto más inmediato, pero lo tenemos que hacer poco a poco lo que es el calibrar su trascendencia. La industria está hecha desde hace mucho tiempo y el reto es que continúe, pero no es un tema que nosotros podamos más que apoyar en la defensa de unos derechos que a nosotros nos competen también. El reto fundamental es que la música se compre y eso no depende finalmente de nosotros. Vosotras, por la edad que tenéis, no sé si compráis discos, pero os puedo garantizar que en la pandilla de mi sobrina de 24 años nadie ha comprado un disco. Parecen unos tontos si lo compran. ¡¿Entonces?!… Las cosas por otro lado son fáciles, se puede comprar una canción que antes no existía y ahora gracias al tema digital existe en un buen formato, en un formato wav que mantiene toda la calidad o la mayor calidad posible. Ahora es factible, antes no lo era, estaba el single que normalmente si te gustaba la cara A te gustaba la cara B. Yo espero sinceramente que haya una recuperación de los vinilos, aunque de momento se está dando más fuera que dentro. Es un buen sonido, es una elegante presentación, es una manera de consumir música en mi opinión muy sensata. Me parece una insensatez que en cuestión de una semana alguien pueda tener en su medio de reproducción 200 canciones bajadas, porque le va a ser muy difícil amarlas. Primero porque le ha salido gratis y lo gratis ya de entrada no es algo que uno valore, segundo porque no van a tener esa escucha de alta calidad, tercero porque tú le das a un botón y te lo mete y no es lo mismo que llegar a casa, poner el disco y escuchar canción a canción. Que el disco termine, tengas que darle la vuelta y te vayas encariñando con las canciones, con el disco y con una buena portada en la que se refleja la estética del artista con mayor o menor detalle. Yo espero que eso vuelva a tomar relevancia, lo cual no deja de ser curioso porque entonces nos llevaría a preguntarnos cuál es el papel del CD en todo esto y por qué hace cosa de veinte años se prometía que éste era el futuro.

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