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sábado, 17 de febrero de 2024

Crítica: “50 sombras. El musical”

El musical que despierta un universo de exploraciones

PAULA OLVERA- En 2015 la cineasta Sam Taylor-Johnson dio en la tecla con la adaptación a la gran pantalla de la popular novela erótica de 2011 escrita por E.L.James. Más de una década después el fenómeno literario sigue en auge pues el Teatro La Latina ha estrenado “50 sombras. El musical”. Este montaje, que se podrá ver hasta el 31 de marzo, es una hilarante parodia dirigida por Matteo Gastaldo y protagonizada por Leo Rivera en el papel del reconocido magnate y Ana Herebia en el rol de la ingenua y virginal Anastasia. Ambos desarrollan una interpretación disparatada, sobre todo él encarnando a un hombre con una personalidad desatada que contrasta con la inocencia de ella. Sin duda, esta función dará que hablar pues no deja indiferente con su particular trama.

Que los acomodadores te reciban con una máscara es el primer indicativo de que “50 sombras. El musical” abordará temas excitantes. Sin embargo, la función sorprende desde el inicio pues se aleja del imaginario colectivo del libro. Para empezar la trama incluye a tres personajes, un trío de mujeres de mediana edad que se ve envuelto en las pasiones de los dos protagonistas de la novela, que son quienes dan forma a esta adaptación teatral. Si bien de primeras su aparición puede chocar a aquellas personas que esperaban ver en los primeros compases de la función a Anastasia lo cierto es que empastan muy bien para otorgar un sentido a la historia y, sobre todo, para evocar a uno de los títulos más provocativos y vendidos del mundo.

Para continuar, aunque la historia principal se convirtió en trilogía, “50 sombras. El musical” hace referencia especialmente al origen del romance presentando a una joven que cae bajo la influencia de un hombre excéntrico que vive por y para la experimentación sexual poco convencional. Sin embargo, aunque la representación pende de la trama erótica lo cierto es que pronto se descubre que se trata de una parodia. De primeras chirría, pero la verdad es que creo que ha sido la mejor forma para recuperar la esencia de esta burbujeante narración.

A este respecto, durante el montaje se suceden unas cuantas situaciones disparatadas e hilarantes. Es por ello que “50 sombras. El musical” resulta tan entretenida como divertida pues en todo momento se hace uso del sentido humorístico a través de diálogos descarados y escenas un tanto absurdas. En este caso, la dirección musical de Fabio Serri también contribuye a generar esta atmósfera transgresora y sarcástica pues las canciones incorporan un montón de referencias a la autosexualidad y, en definitiva, a abordar el sexo sin tabúes de por medio. De hecho, hay un instante muy concreto en el que se rompe la cuarta pared y Leo Rivera baja al patio de butacas para interpelar a los asistentes acerca de cuestiones cuanto menos pudorosas para una gran parte de los espectadores.

En este sentido, “50 sombras. El musical” reflexiona sobre el papel de la mujer y precisamente uno de los mensajes que más me ha gustado es que hay que tener una mentalidad abierta y estimular nuestras fantasías pues las mayores transformaciones y formas de pensar se suceden cuando das cabida a nuevas experiencias.

“50 sombras. El musical” no tiene descanso y es algo que he agradecido pues sus noventa minutos son suficientes para dejar al público con un buen sabor de boca. Por mucho que los números musicales resulten sencillos y la puesta en escena tampoco sea grandiosa (me recuerda a la de “Una rubia muylegal, el musical” que recientemente se ha representado en el mismo teatro) tiene un toque desternillante que convence.

En resumen, “50 sombras. El musical” es la comedia musical más excéntrica de la temporada y solo por eso no hay que perdérsela.

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