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miércoles, 13 de febrero de 2019

Crítica: obra “La mujer que siempre estuvo allí”

No hay amor que valga sin amor propio

VÍCTOR H. OSPINA – A pesar de que el 92% de los españoles rechaza de manera tajante la violencia de género en la pareja, según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el 36% no ven con malos ojos el maltrato psicológico o, lo que es lo mismo, que se controlen los horarios, la forma de vestir, las amenazas verbales o el menosprecio constante. La sociedad ha normalizado estas actitudes violentas en las relaciones de pareja. No obstante, la violencia psicológica puede ser tan dañina como los golpes y puede perdurar a lo largo del tiempo en forma de traumas. Este es el punto de partida de “La mujer que siempre estuvo ahí”, obra de teatro dirigida por Dolores Garayalde e interpretada por Vicky Peinado Vergara y Patricia Domínguez del Pino que se representan en Teatros Luchana los viernes a las 19:30 horas. 

La obra, en clave de comedia negra, comienza en un sótano. Marlowe ha secuestrado a Vicky porque se ha cansado de verla llorando antes de irse a dormir noche sí y noche también. Aunque no lo quiera reconocer, Vicky sabe que su relación se ha vuelto un calvario. Se ha convertido sin quererlo en un títere en manos de su pareja. Se lamenta de no ser como Sarah Connor o Batman porque ambos tienen claro quiénes son los malos. “¿Por qué no somos capaces de ver los enemigos que en el cine reconocemos con tanta facilidad?”, se pregunta. Se ha convertido en una yonki del sufrimiento. Aunque la irrupción de Marlowe es violenta y desconcertante para Vicky, ambas terminarán haciendo buenas migas.

“Decidí hacer esta obra porque parece que el maltrato psicológico no ocurre y se normaliza. Hay un cierto desprecio por la víctimas: ‘tú te lo has buscado’, ‘es que no aguantas’. Hay una tendencia a no meterse en los universos de las parejas y tampoco a denunciar”, explica Garayalde.

“Kill Bill”, “Terminator”, “Gotham”, Humphrey Bogart, “El Club de la lucha”, Quentin Tarantino… Las referencias al cine, a la música y la filosofía son constantes durante toda la obra. La propuesta de Garayalde es “un homenaje al arte que ha determinado nuestra cultura”.

Las actrices transmiten credibilidad y pasión. Su desdoble permite que el marco discursivo sea mayor y más rico sin que la acción se vea perjudicada. La música y la iluminación tienen una labor vital de acompañamiento sin restar protagonismo a los componentes principales de la obra.

“La mujer que siempre estuvo ahí” es una propuesta novedosa y optimista. “Ahora soy yo quien tiene la sartén por el mango, y no precisamente para hacer la cena”, se lee en los carteles de presentación. La dramaturga ha creado una pieza que no sólo busca que el espectador se divierta, sino que reflexione y conozca lo que sucede en el interior de una mujer maltratada. 

Este thriller propio de Tarantino tiene acción, violencia, diversión y tintes de denuncia social. Una de las actrices recuerda que no hay amor que valga sin amor propio. “Se confunde el amor con amor romántico, que el amor cuesta y que hay que sufrir. Nos culpamos a nosotros mismos y terminamos admitiendo cosas que no deberíamos. Tenemos que ser responsables y conscientes de que yo debo ser lo primero. De lo contrario acabas desapareciendo. Así que el amor propio es fundamental porque lo que es seguro es que vamos a convivir con nosotros mismos para siempre”, recuerda la directora.

“La mujer que siempre estuvo ahí” es por tanto un grito liberador, un canto al amor propio y a la fuerza de esa mujer, una de tantas, que es luchadora pero que permanece ciertamente oculta y relegada al maltrato psicológico de una pareja que se ha convertido en su peor enemigo. Una historia de 60 minutos de duración con golpe de efecto que os está esperando a la vuelta de la esquina. Porque siempre hay luz al final del túnel.

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