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domingo, 24 de octubre de 2021

Crítica: obra “Crónico”

La terapia donde con rancheras y boleros te olvidarás de hasta el amor más profundo

RAQUEL MORENO-¿Quién no ha sufrido por amor alguna vez? Y quién no hubiera agradecido ayuda de profesionales en esos momentos tan duros en los que creemos que el mundo se va a acabar tras la marcha de esa persona que consideramos indispensable. Así encontramos al protagonista de “Crónico”, un hombre que, tras dos meses de ruptura con su pareja, no ha sido capaz de olvidarla por lo que decide ponerse en manos de la psicóloga Alejandra. Esta experta en problemas crónicos utiliza técnicas innovadoras (y algo estrambóticas) que intentarán sanar a Daniel del mal de amores. Esta comedia podrá disfrutarse hasta el próximo 31 de octubre en el teatro Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa, bajo los mandos de José Maya y las interpretaciones de Gloria Albalate y Mariano Rochman, con la música en directo de Alex Tatnell.

Desde luego no es de menospreciar la importancia de la música en esta historia que casi juega un papel central girando toda la terapia alrededor de ella. La psicóloga Alejandra, amante confesa de México, recurre a música folclore y popular del país para tratar a sus pacientes, ayudándose tanto de las letras, las melodías o los bailes propios de estos géneros. Todo esto ante la atenta y atónita mirada de Daniel, el enfermo de amor que no puede por sí solo olvidar a su exnovia.

Pero lo que él buscaba al acudir a consulta era sentarse en una cómoda tumbona, soltar su explayada y que le fueran aconsejando cómo superar su ruptura. En cambio, en las sesiones con Alejandra se ve envuelto entre rancheras, boleros y también algo de tango, que al no ser mexicano hay que evitarlo a toda costa en este tipo de situaciones sentimentales.

Nuestro protagonista se percatará de que la mayoría de las canciones contienen temática amorosa y que sus letras le pueden ayudar más de lo que él piensa, solo si se sabe cuál escoger. Todo ello mezclado por supuesto con las peculiares técnicas de la psicóloga, como la “E.L.N., elimina lo nocivo”, muy socorrida por esta particular terapeuta. Pero Alejandra no solo es excéntrica ejerciendo su profesión, sino también durante sus ratos libres en los que aspira a parecerse a su ídolo incondicional, la gran Chabela Vargas. Habrá ocasiones, de hecho, en las que no se tendrá muy claro si se trata de ella misma. Sin duda los momentos en los que Alejandra se transforma en Chabela son los más divertidos de la función, la actriz Gloria Albalate hace alarde de su gran vozarrón e interpreta a la perfección esa dualidad del personaje con trastorno de personalidad.

Aunque Daniel sea el paciente es inevitable preguntarse si Alejandra es quien en realidad necesita acudir a terapia. No en vano, el mal de Daniel es pasajero, se cura con tiempo, y, sobre todo, como en algún momento la misma psicóloga le menciona, se trata de cuestión de actitud. La buena o mala suerte en la vida a veces solo es una perspectiva.   

Mención especial para la música en directo de Alex Tatnell, quien está presente a lo largo de toda la función. De primeras parece que fuera de forma extradiegética, es decir, como si fuera música externa de la historia, pero poco a poco te das cuenta de que interactúa con los personajes y que estos son conscientes de su presencia por lo que está dentro de la trama, incluso forma parte de las sesiones de Alejandra. Con sus múltiples instrumentos va aportando sonoridad a cada situación, a cada frase que requiera énfasis y, por supuesto, toca aquellas canciones que la psicóloga se propone entonar. Desde luego es una aportación curiosa y original.

Aunque debo decir que la obra ganaría consistencia si quizá durase un poquito menos, pues hacia el final hay partes que podrían perfectamente omitirse sin que afectara al conjunto del guion. Me recordó un poco a las películas de Alex de la Iglesia, con esos personajes hilarantes que dan fuerza a la historia pero que la llevan por derroteros complicados de resolver. Esto se traduce en desenlaces cuanto menos inesperados pero que ciertamente no empequeñecen el resto de la función. Al fin y al cabo, estamos ante una comedia con toques de humor absurdo, lo cual facilita ciertas licencias narrativas. Además, nunca es mal momento para disfrutar con las canciones de “La Vargas” y menos si es con una gran voz como es el caso que nos sucede en “Crónico”.

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