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viernes, 19 de agosto de 2022

Crítica: película “Voy a pasármelo bien”

No hay amores pasados olvidados

PAULA OLVERA-El 12 de agosto se estrenó una de las películas más refrescantes del verano que tiene por título el nombre del quinto álbum de estudio de Hombres G. Y es que “Voy a pasármelo bien” es una chispeante comedia que rinde un precioso homenaje a esta mítica banda de rock española. Esta cinta dirigida por David Serrano, quien por cierto realiza un ingenioso cameo, se desarrolla en dos líneas temporales que tienen como protagonistas a David y Layla quienes se gustan y son inseparables puesto que comparten pasión por el mismo grupo de música. Si bien la historia nos sitúa a finales de los ochenta, avanzará veinticinco años con las interpretaciones de Raúl Arévalo y Karla Souza para descubrirnos que el tiempo apenas ha pasado por aquellos preadolescentes encarnados por Izán Fernández y Renata Hermida Richards.

“Voy a pasármelo bien” es un largometraje que recomiendo, aunque si queréis disfrutar de una experiencia cinematográfica diferente y sumamente estimulante os invito a que acudáis al Autocine Race para ver esta cinta. Se trata de un estupendo plan de ocio al aire libre al más puro estilo americano. En el de Fuencarral el Pardo os aseguro que el ambiente es extraordinario porque hay música en directo y hasta los más pequeños pueden divertirse en el parque infantil. Una vez iniciada la película, cuyo sonido llega desde la radio de cada vehículo, se ofrece un servicio de comida directa al coche. ¡Una fantasía!

Lo cierto es que soy una seguidora de las obras de teatro dirigidas y adaptadas por David Serrano como “Grease, el musical”, “Lluvia constante” o “Cartas de amor” así que enseguida he apreciado ese equilibrio entre el drama y la comedia de sus trabajos anteriores en el guion de “Voy a pasármelo bien” que, todo sea dicho, ha escrito junto a Luz Cipriota.  En mi opinión, el director madrileño consigue que surquemos la nostalgia con una historia conmovedora ambientada en Valladolid que tiene como hilo conductor las canciones más míticas de la banda de David Summers que fue fundada en 1982.

Me hace gracia que se hayan introducido tantos chascarrillos de los ochenta y darme cuenta de que yo todavía utilizo algunos como “me piro, vampiro” o “te sales, minerales”. Uno de los personajes que más emplea estas expresiones es Luis, el amigo de David, que es encarnado en la versión infantil por Rodrigo Gibaja. Tanto su interpretación como la de sus compañeros me ha sorprendido gratamente ya que hacen sombra incluso al elenco que asume las versiones adultas de los protagonistas. Su pasión e ilusión por la actuación late en la película y se nota que, durante el rodaje, todos y cada uno de ellos se han tomado muy a pecho el título de la cinta. Me quedo con la puesta en escena de Michel Herráiz, el adolescente que da vida a Fernando “el cabra”, quien, como curiosidad, es hermano del tabernero Víctor Herráiz.

Asimismo, me ha gustado especialmente el luminoso mensaje que transmite la película sobre aquellos amores que, por muchos años que pasen, son sempiternos. Si yo misma echo la vista atrás, recuerdo a un par de chicos de mi colegio con los que experimenté una conexión inmediata por precisamente compartir gustos musicales como ocurre en “Voy a pasármelo bien” donde los dos protagonistas siguen siendo genuinos más de dos décadas después de aquel curso de E.G.B. que les unió para siempre.

En resumen, “Voy a pasármelo bien” logra que el público pase un buen rato y se quede embelesado con las alegres coreografías y las canciones de Hombres G que marcaron a una generación entera. En suma, una película con alma que contagia vitalismo y que ayuda a que nunca más nos dejemos un “y si” en la punta de la lengua, invitando por tanto a que siempre pasemos a la acción.

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