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miércoles, 23 de febrero de 2022

Crítica: obra “Freak”

La sexualidad femenina sesgada por una sociedad machista

RAQUEL MORENO- “Todo es transitorio”, comentan las dos protagonistas de “Freak”. Ciertamente, todo pasa y todo llega, lo bueno, lo malo y lo que es mejorable, porque algún día mejorará ¿no? Eso esperamos. Este mundo actual que de puertas para fuera dice no ser machista pero que en su seno lo sigue siendo vilmente y sin piedad, deja creer a muchas mujeres que son fuertes y empoderadas, que tienen el control, pero cuando te quieres dar cuenta este escapa de tus manos y no puedes salir. Estás atrapada en una situación que va a ser inevitablemente nefasta. Esta obra dirigida y producida por Paula Amor y con las magistrales actuaciones de Lorena López y Lara Serrano, se podrá disfrutar durante los fines de semana hasta el próximo 26 de marzo en el Teatro del Barrio.

Con una sencilla pero potente puesta en escena que consta básicamente de un sofá color salmón y dos pequeñas mesitas a los lados se nos presenta a los dos personajes. Se trata de dos mujeres de distintas edades separadas por 25 años sin aparente relación entre sí, cada una contando su historia vital (ambas vinculadas con la sexualidad). Por un lado tenemos a Cris que es una mujer de unos 40 años que, con su vida a la deriva, decide tomar una decisión arriesgada y empezar a trabajar como bailarina en un club erótico. Por el otro encontramos a Lucía, una adolescente de 15 años que comienza su andadura en el mundo sexual con mucho desconocimiento de por medio.

Cada una, desde las paredes figurativas de su casa, desde sus recuerdos, nos van poniendo al día de su situación sexual y cómo ambas sienten que tienen el poder de lo que va sucediendo. Control ficticio claro está, porque es una sensación que los hombres nos hacen creer en muchas ocasiones para que nos sintamos cómodas y que en el caso de echarnos atrás sea cuando ya es demasiado tarde. O, ¿acaso a alguien no le ha pasado algún acontecimiento como este, por muy pequeño que fuera? Y no es que (todos) los hombres lo hagan desde la malicia, pero representa lo que la sociedad subliminalmente les dice que deben hacer desde tiempos inmemoriales y eso no ha cambiado tanto. Si no, no habría tantas mujeres muertas actualmente a mano de sus parejas.

Me parece interesante de “Freak” que ambas protagonistas cuenten de forma alterna su historia, entrelazando sus frases de una manera muy bien llevada, con un ritmo bastante frenético al principio y más sosegado hacia el final. Demostrando además que el humor tiene siempre cabida, que es necesario para amenizar y sobrellevar hasta el peor de los problemas. La construcción de esos personajes complejos con los que, como ya he mencionado, es muy fácil identificarse en mayor o menor medida debe su mérito a un buen guion que parte de unos monólogos bien construidos para más adelante, sin que se note forzado el corte, tornarse en unos diálogos frescos y tenaces.

Sin olvidarnos de lo que aporta a la trama contextualizar sus antecedentes, sobre todo los de Cris cuya vida ha tenido mayor recorrido, para entender mejor su frustración y los motivos que han desencadenado ese desenlace. Porque, aunque desgraciadamente nuestras acciones a veces lleven a un punto de difícil retorno, con anterioridad sí solemos tener más capacidad de elección y de echarnos atrás. Salvo que estemos empujadas por causas de mayor peso que nos desestabilizan como lo es por ejemplo la presión social.

Los dos temas principales abordados por los personajes son bastante transcendentales: uno por el que casi todo el mundo pasa y otro por el que esperamos no pasar. Cualquiera de ellos nos marca de por vida y curiosamente el primero, que es lo que popularmente se conoce como la pérdida de virginidad, siempre suele salir mal para la mujer. Aunque se nos queda grabado en la memoria a fuego, casi nunca se trata de un buen recuerdo porque el hombre, sobre todo el inexperto (o el que se aprovecha de la inocencia de la mujer), tiene interiorizado este momento para uso y disfrute exclusivamente suyo. Y que luego digan que no hay machismo.

La otra cuestión trata de una circunstancia muy delicada en la que profundizan de una forma valiente, transmitiendo fielmente cada detalle y casa sensación que siente la víctima al tiempo que sucede y todo el trauma posterior que conlleva. No es fácil superarlo, pero la obra “Freak” transmite esperanza. Con ayuda, paciencia y tiempo de todo se sale, hay luz al final de camino. Desde luego es un mensaje muy positivo en el que nos debemos centrar y que la historia trata de fortalecer. Al igual que debemos pensar que poco a poco este tipo de situaciones serán menos frecuentes y que la sociedad seguirá la estela del cambio.

En cualquier caso, el hecho de haber atravesado estos momentos clave, independientemente de la edad, forman y moldean la identidad personal de estas mujeres que se siguen conociendo a sí mismas, aprendiendo de lo sucedido y mejorando para encauzar sus caminos en otra dirección. Unas historias que se acercan por primera vez al espectador desde la risa y la complicidad para dejar paso más adelante a la empatía más pura y real. No cabe duda de que la trama creada por la londinense Anna Jordan es completamente universal y salta fronteras. Sabemos que todavía nos queda mucho por hacer y, aunque vamos por el buen camino, la sexualidad femenina aún sigue rotundamente sesgada por una sociedad machista.

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