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domingo, 3 de octubre de 2021

Crítica: obra “Grease, el musical”

Un clásico modernizado

PAULA OLVERA-El pasado 29 de septiembre tuve el placer de acudir a la función especial para prensa de “Grease, el musical”. Desde el 2 de octubre el Nuevo Teatro Alcalá de Madrid, ubicado en la calle Jorge Juan número 62,  acoge esta función en el marco de su quincuagésimo aniversario, rememorando cuando Jim Jacobs y Warren Casey idearon un espectáculo que recreó el ambiente de la juventud obrera de los años cincuenta en Estados Unidos. Un show que, todo sea dicho, dio el salto al cine en 1978 con Olivia Newton-John y John Travolta como protagonistas. Ahora, la productora SOM Produce sigue explotando el fenómeno y logra seducir a las nuevas generaciones. Y es que David Serrano dirige un montaje más desenfadado que las tres anteriores versiones representadas en la capital.

Tras la bajada de incidencia del coronavirus, los teatros han recuperado el 100% de su aforo en la Comunidad de Madrid. Y, entre tantas funciones disponibles en la cartelera, quiero resaltar la nueva versión de “Grease, el musical” que de nuevo nos hace regresar al ficticio instituto Rydell para narrar una entretenida historia que pone el foco en el enamoramiento de la inocente Sandy Olsson y el rebelde Danny Zuko. La pareja atesora un romance de verano, pero al término de la estación se ven obligados a separarse. Sin embargo, sus caminos se vuelven a unir inesperadamente en el instituto, aunque para entonces el chico de pelo engominado presenta una actitud mucho más arrogante. Es por eso que las vivencias de la ingenua chica durante el curso serán determinantes para su metamorfosis final.

Nada más levantarse el telón si hay algo que impresiona es la edad del reparto de este musical. Asumiendo que los protagonistas encarnan a alumnos de instituto se ha arriesgado, a excepción de Víctor Massan que pone la nota adulta, por jóvenes talentos de la industria teatral que cuentan con edades similares a las de los personajes (en anteriores ocasiones los actores y actrices daban el pego pero realmente superaban ampliamente la adolescencia). Si os interesa, sus nombres y trayectorias se pueden descubrir en el programa de mano que podéis descargar con el código QR disponible en cada butaca.

Si bien la ilusión y buen hacer del elenco ha traspasado las tablas, en algunos momentos de la función se nota la juventud de sus integrantes, por ejemplo, en su manera de resaltar en exceso y de manera poco orgánica los momentos humorísticos. De cualquier manera, contar con un reparto de estas características aporta frescura y diversión. De hecho, quiero hacer una mención especial a Quique González y Lucía Pemán (sus alternantes son Mia Lardner y Jan Buxaderas) cuya relación artística marca el eje argumental de la obra. Ambos se salen encarnando a una de las parejas más reconocidas de la historia del cine, demostrando que a pesar del paso del tiempo “Grease” no pasa de moda y sigue enganchando a todos los públicos (especialmente a los que somos más nostálgicos).

Personalmente las estrellas de esta adaptación me han atrapado en cada una de las potentes coreografías de Toni Espinosa. De verdad, cada número conjunto es explosivo, con acrobacias incluidas. También me ha impresionado la escenografía, a cargo de Ricardo Sánchez Cuesta. Los musicales siempre apuestan por la espectacularidad, y, en este caso, no me esperaba menos de su conjunto de decorados que, por cierto, rinden homenaje al pop art y, desde luego, aportan buenas vibras con sus llamativos colores. Dejando a un lado mi sorpresa por ver cómo el escenario se transforma en pocos minutos en una hamburguesería o en un dormitorio, quiero destacar que el vestuario de Ana Llena también me ha parecido muy acertado.

Aunque a estas alturas es difícil sorprender con una nueva versión de “Grease”, dado que con el paso de los años se ha convertido en un icono, esta superproducción sí que, al menos, resulta vibrante y aporta un punto innovador sin perder la esencia original. Y es que os adelanto que no falta la popular escena del coche en el taller con el tema “Greased Lightnin” haciendo las delicias de los espectadores y, como colofón, la mítica canción “You're the one that I want”.

En resumen, “Grease, el musical” está bien resuelto como continuación del fenómeno de la cultura pop, navegando con atino por las complejidades de la presión de grupo y ahondando en los valores de la amistad y el amor en la adolescencia. Todo un reclamo.

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