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miércoles, 18 de agosto de 2021

Crítica: serie “Maricón perdido”

Siempre hay luz al final del túnel

PAULA OLVERA-Hace dos meses se estrenó en TNT “Maricón perdido”, la serie autobiográfica de Bob Pop. Seis episodios en los que el creador hace un ejercicio extraordinario de honestidad al inspirarse en momentos trascendentales de su vida para transmitir un mensaje muy imperioso de esperanza en estos momentos de reivindicación de los derechos LGTBI. Por resumir, es una producción protagonizada por el propio Roberto Enríquez, Gabriel Sánchez y Carlos González (ambos dan vida al protagonista en las etapas infantil y adolescente, siguiendo el ejemplo de “Veneno”), que sirve de denuncia ante el acoso en este mundo hostil. Pese a la dureza que se palpa en el relato, es una historia sanadora que evidencia cómo con los años el guionista ha transitado un camino menos doloroso.

En 2019 Bob Pop reveló en el programa “Late Motiv”, presentado por Andreu Buenafuente, que padecía esclerosis múltiple. Recuerdo que su testimonio me impactó sobremanera así que en cuanto se ha estrenado su primera ficción televisiva inspirada en su propia historia, ahondando en la búsqueda de identidad de un niño con vocación de ser escritor, he caído rendida a los episodios. Sé que en cuestión de series para gustos, los colores pero pienso que no estoy equivocada en afirmar que es una de las grandes producciones de este 2021.

Dirigida por Alejandro Marín, “Maricón perdido” es una serie que ya te atraviesa en el primer episodio titulado “No llores por mí”. Porque Bob Pop en la actualidad es abiertamente homosexual pero la ficción se centra en cómo no le pusieron fácil en los ochenta ser cómo quería ni en el colegio, ni en la calle ni mucho menos en casa (en el montaje sobrevuela la descripción de un padre violento que es encarnado por Carlos Bardem).

Aprovecho para destacar que, bajo mi punto de vista, “Maricón perdido” sentencia el poderío de Candela Peña en la actuación. Aunque el papel de la catalana en la película “La boda de Rosa” es para quitarse el sombrero, la verdad es que también se sale encarnando a la madre tóxica de Roberto. Y es que en apenas unos años se ha erigido como una de las mujeres maduras más aclamadas de la industria española, borda cada trabajo con sus transformaciones físicas pero, sobre todo, con sus viajes emocionales.

Más allá del impecable elenco, esta prometedora serie también me ha enganchado por el guion real, sincero y valiente que la sostiene. Y es que considero que “Maricón perdido” es una ficción que sirve de denuncia y que a la vez viene envuelta en un mensaje de esperanza para vivir como cada uno quiera. En definitiva, es una historia incómoda pero necesaria.

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