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jueves, 22 de octubre de 2020

Crítica: película “Judy”

Una vida siempre al límite

PAULA OLVERA-El pasado viernes Movistar+ incorporó a su catálogo la película biográfica “Judy”. En 112 minutos este drama dirigido por Rupert Goold nos acerca a la vida de la cantante y actriz Judy Garland que debutó en el teatro con apenas dos años y medio formando con sus hermanas un grupo de vodevil conocido como las Hermanas Gumm. Renée Zellweger se mete en la piel de la protagonista de “El mago de oz”, partiendo de un contexto muy concreto ya que la historia nos traslada a 1968 cuando la que fuera estrella infantil (popular por su papel de Dorothy) está a punto de iniciar una gira de conciertos de varias semanas en Londres. Es decir, ahonda en los últimos meses de la estrella antes de que su adicción a los barbitúricos minara su carrera y se saldara con su talento a los 47 años.

Si os quedasteis con las ganas de ver “Judy” en el cine que sepáis que Movistar+ acaba de estrenar la cinta de Rupert Goold con la que la actriz de “Bridget Jones” os robará el corazón (especialmente con su interpretación de “Somewhere over the rainbow”). Y es que Renée Zellweger ganó el Globo de Oro, el Bafta y el Oscar a la Mejor actriz con este drama hollywoodiense que se centra en los últimos momentos de Judy Garland cuando ésta se prepara para dar un conjunto de recitales en Londres a pesar de que ni su estado físico ni psicológico es el mejor. Y es que hablamos de una oferta que decidió aceptar, básicamente, por necesidad.

En este sentido, aunque el título no repase toda la vida de la mítica estrella y se centre en sus últimos meses, sí que nos permite hacernos una amplia idea de su complicada existencia. Este es precisamente uno de los puntos fuertes de la producción ya que a través de flashbacks que resultan bastantes rigurosos descubrimos que el rodaje de “El mago de Oz” que le hizo mundialmente popular en la adolescencia no fue tan de color de rosas para ella. Y es que en la cinta vemos como a Judy Garland le persiguen los recuerdos de una infancia entregada a la industria hollywoodense que solo le devolvió presión ya que tanto el presidente de MGM Louis B. Mayer como el equipo de la película que protagonizó con dieciséis años le exigían mantenerse delgada y para ello medicaron a la actriz a base de pastillas para adelgazar y somníferos. Obviamente el abuso constante en el estudio quebró su autoestima.

La historia muestra por tanto cómo Hollywood le pasa factura a esta leyenda del cine, presentando a una Judy Garland en un espiral hacia el abismo ya es que es adicta a los barbitúricos y al alcohol y además le resulta incapaz llevar una vida emocionalmente estable con dos hijos menores (Lorna y Joey Luft) a los que adora pero no puede cuidar como le gustaría. Hay que recordar que también tenía otra hija mayor, la actriz y cantante Liza Minnelli, fruto de su relación con el director de cine Vincente Minnelli que tiene una aparición secundaria pero que también aparece en el montaje al igual que se ahonda en el cortejo a Mickey Dean quien fue el quinto marido de la protagonista.

La verdad es que los biopics siempre suelen generar una gran expectación y, en el caso de “Judy”, nos encontramos ante un montaje conmovedor que trasciende por el hecho de hablar de la fragilidad del ser humano. No me extraña que los aplausos no hayan dejado de lloverle a Renée Zellweger porque su transformación es impresionante. Y es que con su interpretación configura un retrato de claroscuros que, ante todo, resalta la personalidad de la legendaria protagonista de “El mago de Oz”. Una mujer con un talento indiscutible y una voz inolvidable que dejó huella en la historia del cine.

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