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miércoles, 23 de septiembre de 2020

Entrevista: Amparo Climent

"Si olvidamos el pasado estamos perdidos"


PAULA OLVERA- Amparo Climent es una actriz, dramaturga y directora que, en la actualidad, está inmersa en el rodaje de “Las cartas perdidas”, un documental ficcionado que ella misma ha escrito y dirige. El pasado 18 de septiembre arrancaron las grabaciones de este largometraje en el que participan actrices de la talla de Alba Flores, Luisa Gavasa, Marisa Paredes, Miriam Tejedor, Nora Navas, Resu Morales, Karmele Aranburu, Gloria Vega, Ana Gracia, Chupi Llorente y Ana Labordeta. Nos encontramos ante un proyecto muy interesante que retrata cartas reales de exiliadas o encarceladas durante la Guerra Civil. Se trata por tanto de un sentido y necesario homenaje a las víctimas del franquismo que sufrieron una doble represión, por ser mujeres y por ser republicanas.

P: El pasado viernes se inició en Madrid el rodaje del largometraje "Las cartas perdidas". ¡Una grabación en mitad de una pandemia! ¿Cómo afrontas esta circunstancia?

R: Durante todos estos meses hemos tenido tiempo para aprender a valorar lo que somos y lo que tenemos, y ser conscientes de que la vida no depende solo de nosotros. La pandemia nos ha puesto un espejo delante en donde nos hemos mirado y descubierto cosas que pensábamos que jamás podrían ocurrir. La vida sigue y tenemos que acostumbrarnos a vivir con lo que el universo nos pone en el camino. Este proyecto viene de atrás y es tan necesario e importante que ni una pandemia podía pararlo.

P: Se trata de un largometraje documental que retrata cartas reales de mujeres exiliadas o encarceladas durante la Guerra Civil. ¿Cuándo te surge la necesidad de este proyecto?

R: La memoria histórica es una necesidad vital y recuperarla en su justa medida es necesario y fundamental para poder seguir avanzando. Conocer nuestro pasado es tener un futuro en el que nuestros hijos puedan caminar con la seguridad del conocimiento de la historia. El proyecto de “Las cartas perdidas. La cárcel y el exilio de las mujeres republicanas” parte de una obra de teatro escrita por mí que se estrenó en 2019 en el 80 aniversario del exilio español. El éxito fue tan rotundo que pensé que trasladarla a un formato de largometraje sería fundamental, para reivindicar, a través de las imágenes y de sus cartas, la figura de la mujer en ese conflicto tan doloroso como fue el golpe de Estado de 1936 y la represión brutal que se produjo a partir de ese momento.

P: ¿Por qué tu interés en hurgar, por así decirlo, en el pasado y en las diferentes formas de represión de la dictadura franquista?

R: Hurgar me resulta una palabra peyorativa cuando la realidad es el conocimiento y la verdad de los hechos ocurridos durante un período fundamental de la historia de España. La dictadura franquista fue terrible, violenta y despiadada sobre todo con las mujeres. La Segunda República supuso un avance fundamental hacia la igualdad. Se consiguió la ruptura con el rol tradicional que la mujer había tenido hasta entonces: dedicada a las tareas del hogar, el cuidado del marido y de los hijos... A partir de 1931 la mujer tuvo derecho a votar, se integró en la vida política, social y laboral, y por primera vez pudo divorciarse, acceder a cargos públicos y sobre todo ser independiente y libre para poder tomar sus propias decisiones. Con el golpe de Estado fascista la represión contra las mujeres se multiplica, fundamentalmente porque habían roto con los modelos tradicionales aplicado a las mujeres, como madres y esposas al servicio del marido. Había que cortar de raíz esa ideología feminista que cuestionaba el nacionalcatolicismo. El régimen franquista no podía permitir de ninguna manera que esas mujeres ocupasen los puestos que tradicionalmente estaban destinados para los hombres. Había que darles un castigo ejemplarizante para todas las que se atreviesen a pensar de ese modo, y por eso la represión y la violencia no tuvo límites con ellas.

P: Este largometraje está basado en vivencias reales, ¿cuál es la historia que, a día de hoy, te sobrecoge más?

R: Leyendo las cartas de estas mujeres nos damos cuenta del sufrimiento y la soledad por la que tuvieron que pasar: les quitaron a los hijos, las violaron, les rasparon el pelo, las pasearon por las calles después de haberles dado aceite de ricino para que se hicieran sus necesidades a la vista de todo el mundo, las apedreaban, las insultaban. Pero no solo a ellas sino a todo su entorno familiar, a los abuelos, a los hijos, a los parientes... Se les castigaba por haber sido milicianas, comunistas, socialistas, gitanas, lesbianas, maestras, artistas... o simplemente por ser la hermana o compañera o amiga de republicanos.

P: Entiendo que estas cartas están repletas de testimonios desgarradores así que el elenco tiene por delante un arduo trabajo. ¿Hay alguna petición expresa que les hayas hecho a las intérpretes para encarnar a estas mujeres?

R: Como directora debo decir que no ha sido necesario explicar nada, estas actrices tienen la sensibilidad y la profesionalidad como para poder meterse la piel de las autoras de las cartas, con emoción, con sinceridad, con cercanía...

P: Con este título haces un auténtico homenaje a aquellas mujeres que tanto sufrieron, ¿por qué crees que es importante que estas cartas no se borren de la historia?

R: Si olvidamos el pasado estamos perdidos, en cualquier momento podría volver de nuevo. Solo hay que ver cómo avanza la ultraderecha fascista en toda Europa. Pero, como dice una de esas cartas:

Mientras haya una mujer viva,

la guerra no estará perdida,

y "ellos" no podrán borrar

los colores de nuestras casas,

ni las miradas de nuestros amores,

ni los olores de nuestros hijos...

P: Acabas de renovar como miembro de la Junta Directiva de la Academia de Cine, ¿cuál crees que es el mayor reto de la industria tras estos meses de pandemia donde las salas se han visto durante meses cerradas y muchos montajes interrumpidos?

R: Creo que el mayor reto que tenemos es el de seguir rodando, seguir haciendo películas, con todas las medidas de seguridad pero que los rodajes sigan adelante. Es admirable que iniciativas como la de la película “Padre no hay más que uno 2” haya tenido la valentía de estrenar recién salidos de la pandemia. El éxito ha sido increíble porque el público quiere seguir viendo cine y nosotros tenemos que continuar rodando para que el cine siga vivo.

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