A ritmo de carretera
PAULA OLVERA- “En el camino” (“On the Road”) es una obra iniciada en 1951 que tardó seis años en publicarse ya que se trata de un relato autobiográfico que deriva de las propias experiencias de su autor, Jean-Louis Kerouac, y su actitud vital, alternativa y crítica hacia la vida moderna. El libro fue publicado en 1957 con la idea principal de narrar los viajes de Sal Paradise y Dean Moriarty que en la vida real fueron el escritor-en el papel de narrador con un personaje que actúa como su álter ego-, y Neal Cassady. La historia de un apasionante recorrido con paradas intermedias en las que sus protagonistas viven según la forma en que ellos entienden que hay que vivir. El tiempo en cada lugar es insuficiente para encontrar el encanto de cada sitio, sin embargo, consiguen lo que buscan que es, en mitad de las prisas, estar en el camino.
Lo primero que me llamó la atención
de “En el camino” fue el aspecto formal del libro, el cual está compuesto por 353 hojas que contienen
frases cortas y sencillas que se mezclan con diálogos breves. Gracias a
estos pequeños detalles del cuerpo, la novela describe a la perfección cómo era
todo en aquel momento ya que nos trasladamos a los años posteriores al fin de
la Segunda Guerra Mundial, por eso se observa cómo los protagonistas,
inquietos, buscan nuevas sensaciones que les permitan el cambio de vida. Era
una manera de revelarse ante una guerra que devastó a la población y les hizo
perder a muchos la esperanza por un futuro mejor.
Lo que también me motivó a escoger este
título es el hecho de que Jean-Louis Kerouac fue un novelista estadounidense
que formó parte de la Generación beat. La influencia de su libro “En
el camino” ha sido máxima a nivel mundial ya que en la obra se menciona a este
grupo de jóvenes de Estados Unidos que supuso un cambio radical de pensamiento
y de forma de ver las cosas. Era la verdadera generación posguerra que sólo
quería viajar, bailar o enamorarse. Esto se puede comprobar en el rechazo a los
valores estadounidenses clásicos, la implantación de una gran libertad
sexual o el uso y abuso de drogas y alcohol que también era muy frecuente
por lo que este movimiento hizo tambalear la estabilidad de la sociedad tradicional.
Precisamente lo que el autor se propone en sus escritos es liberarse de las
convenciones sociales estadounidenses para buscar el sentido de la vida.
El hecho de que orgías, marihuana y
éxtasis sean varias de las palabras con las que mejor se asocia el libro, en
este contexto de América del Norte de los años cincuenta, ya nos da una idea
del impacto que tuvo en la opinión pública. El autor pasó la mayor parte de su
vida en Estados Unidos, aunque se aprecia que le resultó difícil encontrar su lugar
propio en el mundo. Este desarraigo le llevó a rechazar los valores
tradicionales de los años cincuenta y a crear el mencionado movimiento "beat", un descubrimiento que sirvió para inspirar de manera
directa tanto en el surgimiento del movimiento hippie como en los
movimientos de mayo del 68 en Francia.
Para muchos este libro es como una biblia, un clásico de la literatura norteamericana que se ha convertido en una novela de culto para conocer a esta generación cuya prioridad era viajar. Por eso en el título precisamente se muestra el viaje que los protagonistas recorren por Norteamérica, rutas enloquecidas que se realizan a bordo de Cadillacs prestados, Así, los personajes se trasladan a Nueva Orleans, Chicago, Denver, San Francisco o Los Ángeles. Para entender la parte de la travesía resulta necesario mantener una imagen mental de un mapa del territorio americano ya que transitan desde el este al oeste de Estados Unidos e incluso también llegan hasta el sur mexicano, contribuyendo a la mitificación de la ruta 66.
El autor sabe mezclar las aventuras divertidas y emocionantes de los personajes con otras que son más tristes y siempre consigue que la lectura sea actractiva para la persona que está absorta en el contenido. Sin destripar mucho el mismo, la historia arranca cuando Sal Paradise, un escritor neoyorquino, conoce a Dean Moriarty que es un hombre muy alocado con el que emprende un viaje que supondrá un antes y un después en su existencia. Los dos protagonistas se tienen que adaptar al ritmo de vida que les impone la carretera, un compás acelerado marcado a su vez por la música jazz que se escucha a lo largo de todo el trayecto.
Al principio seguro que más de un
lector idolatra a Dean Moriarty porque tiene todo lo que jamás un hombre
pudiera necesitar: amigos, mujeres que le aman… No obstante, se muestra su cara
B de ser
desarraigado que trata de inventar su propio estilo de vida. Esto
se puede justificar a medida que avanza la trama porque el protagonista es un tipo
en constante movimiento, con miedo al compromiso y a la estabilidad, que da la
sensación de querer escapar hasta de la última atadura aunque no supiera qué
hacer con esa libertad. Su personalidad se vuelve un tanto melancólica cuando
observaba el horizonte de la carretera porque se preguntaba si habrá allí algo
o no lo habrá. Realmente no le importa la respuesta porque hay que ir hasta
allí. Este hecho se puede observar en la siguiente frase que los que hayáis
leído el libro recordaréis: “Todavía nos
quedaba mucho camino. Pero no nos importaba: la carretera es la vida”.
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