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domingo, 12 de julio de 2020

Crónica: Museo de las Ilusiones

Un mundo cautivador de ilusiones


PAULA OLVERA-El 11 de junio, en plena pandemia de coronavirus, se atrevió a abrir sus puertas en Madrid, concretamente en la calle Doctor Cortezo número 8, el primer Museo de las Ilusiones de España. Se trata del espacio más innovador en el campo del entretenimiento experimental, una muestra que está presente en más de 18 países a nivel mundial y que ahora desembarca en la capital para deleitar al público de todas las edades. Si bien el concepto original nació en Zagreb en 2015, rápidamente se ha convertido en una marca reconocida y en una atracción líder en cada ciudad donde se encuentra como Nueva York, Shanghai, Kuala Lumpur, Toronto, Dubai, Doha, Orlando o París. Un lugar que dejará fascinado a quien lo visite aunque ya aviso: aquí nada es lo que parece.


El auténtico Museo de las Ilusiones ha abierto en un lugar seguro de una céntrica calle madrileña, ofreciendo una experiencia visual, sensorial y educativa exclusiva a los visitantes. “En tan solo cinco años, que es un corto periodo de tiempo, tener presencia en más de 18 ciudades es algo bastante grande. Evidentemente España no podía faltar y hemos decidido Madrid por ser la capital pero los planes del museo son expandirse por toda España. No en todas las ciudades, pero sí en las más importantes”, me ha explicado Jacqueline Mendes que es la encargada del marketing de este innovador espacio.

¡Es hora de despertar vuestra curiosidad y estimular el pensamiento cognitivo! Nos encontramos ante un museo inusual y emocionante para todos que tiene un precio de 12 euros para la entrada general de adulto y de 9 euros para los niños con edades comprendidas entre los 5 y los 12 años.

Si bien tardaron un año en poner el proyecto a punto, esta experiencia tenía previsto abrir sus puertas el pasado 29 de marzo pero la cuarentena por la crisis del coronavirus comenzó el 14 del mismo mes. Eso sí, en cuanto se ha podido y salió el permiso de la apertura de los museos con aforo reducido del 30%, comenzaron todos los ajustes para programar su bienvenida.

En este sentido, el espacio ha implementado todas las medidas y protocolos necesarios para garantizar dicha seguridad tanto entre los visitantes como el personal. “Por el tema del coronavirus tenemos ciertas medidas que se deben respetar. La principal es la mascarilla obligatoria en todo momento, tanto para sacarse las fotos como para tomar vídeos. Estamos trabajando con un aforo reducido que actualmente es del 60%. Como el museo es bastante grande, contamos con 600 metros cuadrados, el aforo real es de 200 personas con lo cual estamos hablando de 120 personas que podemos tener en la vez. Nosotros contamos con dispensadores de gel para que las personas que nos visitan estén en constante limpieza. Nuestro propio equipo se encarga de estar limpiando las ilusiones que tenemos dentro del museo. De esta manera controlamos bastante bien todo lo que tiene ver con el tema de la COVID-19. Adicionalmente siempre les recomendamos a la hora de entrar que mantengan la distancia social, que es súper importante, pero sí es verdad que no considero que la gente tenga mucho miedo”.

Y es que Jacqueline Mendes me asegura que “la gente que está viniendo acá sabe que es un lugar cerrado, sabe que nosotros le estamos dando toda la confianza de que puede venir al museo. Los siento bastante seguros en lo que estamos haciendo porque, de verdad, la seguridad de todas las personas que nos visitan y de nosotros mismos como trabajadores es súper importante. Es algo que nos preocupa y que nos interesa, pero también creo que la gente que está viniendo para acá es porque quiere despejar un poco la mente, llenarse un poco de ilusión. Han estado en casa encerrados por tanto tiempo y creo que experimentar algo diferente, porque no hay nada como esto en España, me parece que es una buena opción para toda la crisis que estamos viviendo a nivel de la pandemia”.


Lo cierto es que yo misma he tenido la oportunidad de disfrutar de primera mano de esta experiencia tan divertida e inmersiva que entretiene por igual a adultos que a niños con trucos impresionantes que nos enseñan sobre la visión, la percepción, el cerebro humano y la ciencia. El museo alberga más de 50 ilusiones de pequeño, mediado y gran formato que ayudan a comprender a los visitantes, después de dudar incluso sobre sus propios sentidos, por qué sus ojos ven cosas que su cerebro no puede entender. “Esto es un concepto completamente innovador y lo innovador puede llamar muchísimo la atención en muchos lugares. A diferencia de cualquier museo esto es un museo completamente atípico. En un típico museo no puedes tomar fotos, no puedes tocar nada, tienes que estar en silencio. Aquí la gente es libre de disfrutar el museo: pueden tocar las cosas, tomarse la cantidad de fotos que quieran. Pueden participar en las exhibiciones y, al mismo tiempo, se están educando de algo que no todo el mundo sabe. Todas nuestras ilusiones ópticas y fotográficas tienen unas instrucciones y una explicación de qué es lo que están viendo. Por eso yo creo que ha sido tan bien recibido en varias ciudades del mundo”.

Precisamente uno de los puntos fuertes de este espacio es que es interactivo permitiendo además que los visitantes tomen fotografías. Así, desearéis tener vuestra propia imagen en el cuarto de Amés, donde las personas cambian de tamaño conforme se mueven, o en el cuarto infinito cuyas paredes son grandes espejos que crean la ilusión óptica de un espacio infinito. De igual manera, os asombraréis en la mesa de los clones en la que os veréis con cinco duplicados vuestros. Ahora que la atracción que personalmente más me ha gustado es el túnel del vórtice que te hace girar tanto que sientes que no puedes mantenerte de pie o, al menos, controlar esta reacción de tu cuerpo.


Una vez visitado el museo, y tras hacernos recordar que el único límite es nuestra propia imaginación, os podéis detener en la tienda de regalos donde podréis adquirir un juego inteligente (que combinan el aprendizaje con la diversión y la educación con el entretenimiento) o simplemente un recuerdo de vuestra experiencia.

En definitiva, os recomiendo que visitéis el Museo de las Ilusiones porque es una experiencia original y única para pequeños, mayores, locales y turistas porque todos y cada uno de nosotros hablamos y entendemos el lenguaje de la diversión. Y repito: ¡No creeréis lo que ven vuestros ojos en este espacio que juega con la perspectiva y las sensaciones!

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