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martes, 18 de octubre de 2016

Crítica: película “El futuro ya no es lo que era”

El poder del presente

PAULA OLVERA- El pasado 16 de septiembre llegó a las salas de cine la nueva película del director Pedro L. Barbero. “El futuro ya no es lo que era” se presentó como una comedia, aunque esconde un trasfondo dramático muy interesante. El genio del humor Dani Rovira se convierte en el protagonista de este montaje en el que tiene un doble rol: por un lado es un padre de familia preocupado por el presente y la relación con sus hijos y por otro se transforma en Kar-El, un famoso adivino que se gana la vida descifrando el futuro de los televidentes. El malagueño comparte cartel con Carolina Bang y los jóvenes Lucía de la Fuente y Saúl Barceló, aunque el papel más destacado recae en Carmen Maura que protagoniza los minutos más emotivos y reflexivos de la cinta. ¿Queréis descubrirlos?

Pedro L. Barbero ha vuelto. El director y guionista llevaba quince años sin hacer cine desde el estreno de la película de terror “Tuno Negro”. En esta ocasión regresa con una comedia de 106 minutos de duración en la que se alterna el presente, pasado y futuro del protagonista. Éste no podía ser encarnado por otro que Dani Rovira quien hasta ahora, tras su triunfo en “Ocho apellidos vascos” y su secuela “Ocho apellidos catalanes”, se ha convertido en una garantía de éxito. Sin embargo, parece que esta buena racha cinematográfica se podría resquebrajar con esta producción que no ha estado exenta de polémica y críticas. Tanto es así que ya el cartel promocional de la cinta provocó alguna que otra sátira. No obstante, aunque desde dicha publicidad este título se nos acerque al género cómico tiene su tinte melodramático. Se trata por tanto de una oportunidad de oro, en cierta manera desaprovechada durante el montaje, para ver al actor malagueño en otro registro más dramático, sin abandonar esa línea de humor que le caracteriza a la par que le encasilla.

“El futuro ya no es lo que era”, que hasta hace unos días todavía se podía disfrutar en las salas de cine españolas, tiene un empiece que despista mucho a los espectadores de cara al contenido que posteriormente se van a encontrar. Quizás se trate de una estrategia del director para sorprender al público, aunque no invita mucho a seguir la trama que, a medida que avanza, se hace más atractiva. Y es que, a pesar de la desestructura del guion en algunas escenas, merece la pena llegar hasta el clímax de esta historia vitalista.

Este trabajo de Zebra Producciones, que cuenta con la colaboración de Televisión Española, nos presenta a un mismo personaje con doble identidad. Por un lado tenemos a Kar-El que es la estrella de una cadena de televisión local y que se dedica a predecir el futuro de los televidentes. Frente a este álter ego nos encontramos a Carlos, un padre de familia separado que tiene un trabajo que no le gusta y cuya relación con sus hijos es prácticamente inexistente, por no hablar de la poca afinidad con su exmujer a la que nunca logra comprender. Carlos es incapaz de asumir su presente hasta que una oferta de trabajo, que implica mucha más fama y dinero, le hace replantearse si la vida que hasta ahora mantiene le merece la pena y si realmente es feliz sin perseguir su verdadero sueño de convertirse en actor.

Dani Rovira comparte cartel con Carolina Bang que se mete en la piel de madre cuando casualmente está a punto de estrenarse en esta faceta en la vida real. Acostumbrados a encontrarla en los últimos años en producciones cómicas como “Mi gran noche” de su pareja, el cineasta Álex de la Iglesia, en esta película se desenvuelve como pez en el agua bajo la batuta de otro director y se aprecia una gran sintonía con sus hijos ficticios, Lucía de la Fuente y Saúl Barceló, que es el primogénito de la también actriz Laura Pamplona. A este elenco se suman otros grandes de la escena nacional como Carmen Maura, José Corbacho, Yolanda Ramos, Eduardo Velasco y Luisa Martín que aportan esa pizca de frescura que precisa toda historia.

A pesar de que haya ciertos diálogos que puedan resultar estereotipados hay que quedarse con la esencia de la película que es una gran lección vital. Lo primero de todo porque nos recuerda que es esencial saber seleccionar el camino correcto que depara la felicidad, no hay más que luchar por los sueños. Con un poco de suerte, otro poco de azar y otro poco de destino un acontecimiento inesperado precipita el futuro del protagonista que sirve de reflejo para cambiar lo que no nos gusta de nuestra vida. Pero aquí no queda la cosa, la cinta se atreve con una defensa de la tolerancia sexual y del derecho de ser uno mismo por encima de todos los prejuicios externos.

Este montaje también afronta la relación con los hijos y lo importante que es la comunicación con ellos. A veces se puede llegar a situaciones en las que tus propios descendientes se convierten en extraños porque los gustos, las decisiones o la personalidad que se creía en sus genes resultan totalmente una farsa. Por esto, es importante el entendimiento y, sobre todo, saber escuchar cuando se encuentran principalmente en la adolescencia. Al final, por mucho que los padres deseen, los críos no se pueden crear a una imagen y semejanza determinada, desde que nacen tienen derecho a equivocarse y a elegir qué quieren ser de mayores. 

Si todavía estáis con dudas sobre esta película os animo a que la disfrutéis, en el recorrido que tenga a partir de ahora, aunque tan sólo sea por asimilar la exquisita interpretación de Carmen Maura. La abuela de la familia expone un relato de superación personal que encoge el alma de los espectadores a la vez que transmite las fuerzas necesarias para aprovechar cada segundo que nos brinda la vida sin planificar cada instante de existencia. El pasado ya se fue y el futuro está por llegar siempre, así que lo mejor es rendir el presente.

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