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domingo, 12 de octubre de 2014

Crítica obra “El Peñón es nuestro”

 Spain is different  


PAULA OLVERA-  Los domingos a las ocho de la tarde, el Off de la Latina se viste de gala para recibir una nueva función de “El Peñón es nuestro”. Esta comedia, escrita por José Manuel Lechado y dirigida por Rosa Fernández Cruz se ríe de la situación actual y lleva la exageración y la parodia hasta el extremo. Dos actores, con el apoyo de un tercero, son los encargados de caricaturizar personajes muy conocidos para el público. Se muestra una dimensión paralela que para los más pesimistas podría ser una profecía de lo que puede ocurrir en España dentro de unos años, todo ello desde el particular punto de vista de los protagonistas. Si buscas un buen plan para acabar el fin de semana, por diez euros, podrás disfrutar de esta obra, algo disparatada y con tintes reivindicativos.


La función, dirigida por la actriz, directora escénica y pedagoga Rosa Fernández Cruz, se desarrolla en uno de los espacios alternativos de la capital, el Off de La Latina ubicado en la Calle Mancebos número 4. Desde la fachada no se puede apreciar que en su interior tengan lugar representaciones teatrales, de hecho, hay que atravesar un bar para llegar al destino final, la sala dramática. Ésta tampoco contiene butacas, sino que son cómodos bancos que preparan al público para que se disponga a vivir una experiencia diferente en un entorno perfectamente acondicionado. Y es que llama la atención que, a diferencia de otros teatros, aquí no se escatime en poner en funcionamiento el aire acondicionado, quizás en exceso, para que los asistentes puedan disfrutar de la obra con una  buena temperatura. Todavía no sabemos si esta obra conseguirá renovar en el cartel de este madrileño teatro cuando finalice la fecha prevista de funciones, pero sería todo un acierto y una gran alegría para los actores y para su entregado público.
Una vez más descubrimos que en las salas pequeñas se crea una atmósfera especial, diferente. No es ni mejor ni peor, pero permite a los asistentes vivir en primera persona, a escasos metros de los actores, lo que está ocurriendo. En general, en cada pase podemos sorprendernos ya que nos encontramos con una forma de teatro artesanal e inigualable en la que actores y público experimentan al mismo tiempo, y en el mismo lugar, sensaciones únicas e irrepetibles que por mucho que se interpreten igual en la próxima función no volverán a sucederse exactamente de la misma manera. De alguna forma, el teatro deja de ser teatro ya que todos los presentes nos transportamos a otra España y, lo más importante, nos lo creemos. Esto genera entusiasmo en los asistentes ya que de alguna manera acuden a un espectáculo que les divierte y que a la vez les enseña lo importante que es invertir en cultura.
Desde el inicio de “El peñón es nuestro”, los personajes son fácilmente reconocibles. El contexto es claro: un país en crisis, un gobernante incompetente, una oposición no más eficaz y ciertas medidas desesperadas y, en la misma medida, desacertadas. Se trata de una parodia que versa hacia dónde podría ir España en un futuro sin educación ni sanidad públicas, con unos líderes que no representan al pueblo y sin más protagonistas que los recortes, donde no queda más que suprimir bajo la ya famosa frase "la herencia recibida". En esta dimensión ficticia española, ¿qué queda? Aunar a la población en una consigna cuyos medios para conseguirla previsiblemente solo pueden llevar al desastre: "Gibraltar español". Para lograr este controvertido peñón, los protagonistas reunirán todas sus fuerzas para alcanzar sus intereses. Y es que en los tiempos que corren, los altos cargos no encuentran “una solución mejor” que alzarse con este territorio británico de ultramar.

Se intenta demostrar en esta comedia que Gibraltar cuenta con una posición estratégica. Esta estrecha península limita con España, asentándose entre la Bahía de Algeciras y el Mar de Alborán. Desde el siglo XVIII nuestro país no ha cesado en sus intentos por recuperar Gibraltar. Uno de las tentativas históricas más recordada fue “El Gran Asedio”, el cual, se desarrolló entre 1779 y 1783. En los últimos años, no se ha producido una mejora de relaciones diplomáticas, de hecho, los incidentes son cada vez más numerosos. Así, desde 2009 se han localizado enfrentamientos entre las patrulleras de nuestra Guardia Civil y los buques de la Marina Real Británica. Cabe destacar el conflicto que tuvo lugar el año pasado entre Reino Unidos y España en el que finalmente el ministro de Asuntos Exteriores de nuestro país, José Manuel García-Margallo, se vio obligado a anunciar una serie de medidas que frenarían esta insostenible situación.

Dos Juan Carlos, Arráez y Muñoz, protagonizan esta comedia, como no podía ser de otra manera, muy española en la que se ridiculizan los tópicos más comunes de la personalidad cañí, forzando, quizás demasiado, la risa del público. Puede que los actores no resulten caras conocidas a los asistentes, pero por sus venas corre el arte suficiente que todo artista tiene que reunir para ponerse delante de unos desconocidos y denunciar una situación que una vez finalizada la obra generará debate seguro. En este caso, su interpretación en “El peñón es nuestro” se suma a la lista de éxitos cosechados a lo largo de la trayectoria profesional, e incluso vital, de ambos. Únicamente estos dos actores se encuentran sobre las tablas, aunque representan múltiples personajes que, gracias a la buena interpretación, se diferencian perfectamente entre sí y parece que no son la misma persona. Ambos comediantes realizan una excelente puesta en escena que destaca por su originalidad y que es igualada a la del invitado estrella, Alex O'Dogherty. A modo virtual aparece este tercer actor en discordia quien, sorprendentemente, el día que acudimos a la función se encontraba entre los espectadores como un asiduo más al teatro. El actor gaditano asume el rol de su personaje estupendamente, haciendo suyo el papel secundario que le ha tocado interpretar. Sin duda, nos demuestra que sigue siendo un auténtico maestro de ceremonias, tal y como se puede observar en la obra “The Hole 2” en la que participa y que actualmente se encuentra de gira por nuestro país.

El escenario está compuesto por pocos elementos, aunque para representar esta función son más que suficientes. Los actores juegan con ellos y hacen que todo el montaje sea un elemento indispensable del show. Por tanto, la simpleza de la escenografía no merma la calidad de la obra. Es conveniente recalcar que, leyendo entre líneas, la propia vestimenta de los protagonistas, ropa interior, es una metáfora de su personalidad. Las luces, o la falta de ellas, y el sonido también juegan un papel muy importante en la representación, consiguiendo que el espectador se sitúe en terrenos desconocidos para él, pero fácilmente reconocibles. Todo ello, contribuye a crear un ambiente esperpéntico que se acerca al humor superrealista, también llamado absurdo, que recuerda al que ya explotase el programa “Muchachada Nui”. 

La función está marcada por la reivindicación y las quejas por el momento actual, repleto de inseguridad a todos los niveles y de insatisfacción hacia aquellos que manejan los hilos de nuestra Política. Es una obra cuya temática no podría ser más real ya que estamos saturados de escuchar en los telediarios noticias relacionadas con la corrupción, el dinero negro y los sobresueldos. Salvando las distancias, puede recordar a la obra “Indignados” ya que en ambas se tocan temas con tintes políticos. Sin embargo, “El peñón es nuestro” se centra más en la caricatura dentro del escenario. Además de criticar a los gobernantes, también retrata a una población española demasiado banal y manida, exagerando ciertos hábitos comunes. No es fácil, o quizás no conviene, introducir temas políticos en el teatro, pero en esta ocasión se han arriesgado y es una manera de que el público comprenda la Política y pueda incluso hacer sátira de ella, como los protagonistas de la obra, una vez acabada la representación. Se podría decir que se trata de un toque de atención para que los espectadores se den cuenta de los extremos a los que no se deben de llegar. La comedia hace reflexionar sobre ello al público y le anima, en cierta forma, a no dejarse llevar por ideas que desde el minuto uno se puede apreciar que no cuentan con un mínimo de viabilidad.

Conviene destacar por tanto que en “El peñón es nuestro” no sólo se realiza una ácida crítica  a la casta política de nuestro país, sino también al propio pueblo quien, a gran escala, permanece pasivo y se deja manipular por aquellos que ostentar el poder. Y no sólo eso. Una inmensa mayoría permanece ajena a la realidad y sigue otorgando mayor importancia a negocios que reúnen a las grandes masas, como puede ser el fútbol, que distraen los verdaderos temas de interés público. No obstante, siempre llega un punto de no retorno, un momento en el que la situación explota y la rabia de la población se dispara.

Para los que disfruten con las comedias al estilo de los famosos dúos Cruz y Raya o Los Morancos, salvando las diferencias, esta función no les dejará indiferentes. Especialmente contento saldrá de la sala este tipo de público tras pasar un rato muy divertido. Un buen remedio para que cuando llegue el temido lunes, los espectadores que tengan trabajo acudan a sus puestos profesionales con una sonrisa en la cara. Una vez finalizada la función, los alrededores del teatro ofrecen alternativas estupendas para continuar disfrutando de lo que queda de domingo y despedir la semana de la mejor forma en el barrio de La Latina.

1 comentario:

  1. De acuerdo con que el libreto es estupendo, los actores geniales, la dirección fanástica, puesta en escena....todo, todo me gustó muchísimo y me reí un montón y la recomiendo fehacientemente, pero muy lejos de compararla con los Morancos o con los Cruz y Raya, veo mucha más influencia de Los Hermanos Marx.

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