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viernes, 24 de mayo de 2013

Crítica: película "Anna Karenina"

Anna Karenina, una historia entre el amor y el honor 



PAULA OLVERA- Sorprende. Esto es lo primero que puede decir cualquiera después de ver la película. La verdad es que nos habían comentado que el ritmo era un tanto lento, pero jugábamos con ventaja, porque hace tiempo nos habíamos leído una de las novelas cumbre del Realismo en la que está inspirada. A pesar de que el libro de León Tolstoi se ha adaptado en varias ocasiones a la gran pantalla, en este caso, la película marca un antes y un después en la producción cinematográfica.

El argumento es conocido, una mujer de la alta sociedad rusa del siglo XIX se enamora del capitán Vronski y abandona su mundo por dicho amor. Anna y el conde Vronsky se rinden a sus instintos. Sin importar que ella esté casada. Tampoco importan las condiciones sociales si existe un amor incontrolable entre dos corazones. Y es que el romance que podemos observar escandalizó a toda una nación, porque la protagonista decidió sufrir con tal de conseguir lo que ella consideraba que era la verdadera felicidad.  

¿Qué precio merece la pena pagar por lo que se desea? Esta es la pregunta que se plantea el espectador a medida que avanza Anna Karenina. Llama la atención el trato que tenía la mujer de clase alta en aquella época, puesto que se refleja cómo el marido de Anna intenta dominar los sentimientos de su esposa, la cual, termina confesándolos. Esto hace que la protagonista de la historia sea considerada como una mujer sin honor, que no sabe lo que quiere. De hecho, la película al principio, muestra de forma contundente el gran amor que siente Anna por su primer hijo. Sin embargo, creemos que esto no se explota lo suficiente al final de la trama. Así,  los sentimientos encontrados de la protagonista, que de forma majestuosa refleja Tolstoi, no quedan patentes para el espectador. No obstante, la película nos ayuda a comprender la conocida cita que aparece en el tráiler “hay tantos amores como corazones”.

 
El film, en el año 2013 estuvo nominado a cuatro Oscar,  siendo galardonada en la categoría de Mejor Vestuario. Y no nos extraña, porque uno de los puntos fuertes de la película es la visualización de todos los trajes utilizados por los protagonistas principales que sin duda, nos trasladan de lleno al siglo XIX. Desde el inicio, el director británico Joe Wright y su equipo, consiguen que nos introduzcamos en la Rusia zarista y sus costumbres. No obstante, los problemas sociales de la Rusia zarista se aprecian de forma implícita en la película. Sin profundizar demasiado. Creemos que el director no les da la importancia que sí les brinda Tolstoi en la obra original, pero sí que los desvela con delicadeza y con una expresión muy cuidada, consiguiendo transmitir la esencia de forma maestral.
 
El director ya tiene experiencia en llevar al cine novelas de este tipo. De hecho, vuelve a contar con Keira Knightley, para convertirla en una de las mujeres más importantes de la Literatura. Sin embargo, esta Anna Karenina dista bastante de la retratada por el escritor. El intento por conseguir una obra apasionada está latente en toda la película, pero muchos critican que no se haya conseguido. No obstante, nosotras creemos que han seleccionado bien a la actriz porque tiene una puesta en escena espectacular. La protagonista, aunque se muestra un tanto anodina, construye un personaje grandioso que transmite la esencia de la Rusia decimonónica. Jude Law se aleja del estereotipo de conquistador y borda su papel como marido engañado. Por su parte, Vronski, no transmite, los aires de seductor que debiera, además resulta un tanto sobreactuado. Constantine Dimitri y Kitty son presentados a la perfección como la antítesis elaborada de la pareja protagonista.
 
Una de las peculiaridades de la película reside en que la acción se desarrolla en su mayoría en decorados dramáticos. Así, da la impresión de que se trata de una obra teatral dentro de una película. Como notas positivas encontramos la impecable fotografía y la música. Y es que la armonía que maneja Dario Marianelli es otro elemento que cobra fuerza, porque genera intriga en los momentos de mayor tensión. Hay continuas alusiones a los trenes que preparan al espectador, representando una simbología visual muy cuidada, que está perfectamente tomada de la obra original. Escenografía, efectos especiales… todo se encuentra en su justa medida para que se pueda disfrutar de un drama de 130 minutos de duración. El factor pasional tampoco podía faltar en una producción cinematográfica de estas características. El espectador es testigo de las escenas de sexo que sobrecogen el corazón de cualquier enamorado.
 
En definitiva, esta obra de pasiones truncadas y sentimientos desbordados hasta el límite, resulta una perfecta obra de arte visual, con una estética impoluta. Una historia que sin lugar a dudas, no defraudará al público aficionado a este tipo de películas.


1 comentario:

  1. waw me parecio muy bueno para mi tarea Garcias ^^*..¡¡

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