San Valentín ya llegó
PAULA OLVERA – Como si
de una redacción en el colegio se tratara, hay veces que conviene proponer
temas típicos que luego no lo resultan tanto para ninguno de nosotros. En esta
ocasión el tema escogido es el amor. Un término muy familiar para todos, pero que
en definitiva engloba ideas infinitas. Y es que, como los idiomas, el amor
también es universal. Más ahora que el 14 de febrero o Día de San Valentín está
cerca. Esta fecha hace referencia a una celebración implantada en los países
anglosajones en la que las parejas se demuestran su cariño mutuamente. En este
día, existen muchas maneras de expresar el amor. El auge de Internet permite
enviar postales virtuales que tienen mucho éxito. Otros enamorados
celebrarán la jornada de la manera más tradicional, pero… ¿qué se esconde
detrás de las flores y los candados?
Una parte de la población parece estar
en contra de la celebración del denominado “día
del amor”. Se tiende a pensar
que las personas que se oponen a que San Valentín tenga un día fijado en el
calendario son los que no tienen pareja. Pero todo apunta a que estamos
equivocados. La mayoría de las personas que están emparejadas consideran que el
día 14 es oficialmente el “día del consumismo”. Y es que los centros
comerciales en esta fecha aumentan la caja con su sección especial dedicada a
albergar los mejores regalos que jamás hubiéramos podido imaginar.
Resulta evidente que todos los seres
humanos tendemos a enamorarnos y no creo que a nadie le importe que no
existiera el Día de San
Valentín. Desde los tiempos más antiguos, las personas se han enamorado. De
hecho, supuestamente nosotros estamos en este mundo como consecuencia del amor.
Amar es algo que compartimos todos, parte de nuestro ADN. No hace falta tener
pareja para amar o ser amado. Eso sí, si todos expresáramos nuestros
sentimientos, el mundo iría mejor. El amor no es una utopía, no hace falta
idealizarlo. Y menos cuando nos anclamos en amores del pasado, en amores que un
día fueron todo y que hoy no son nada. O en amores imposibles, de esos que son
tan raros como buscarle tres pies a un gato. Sean del tipo que sean hay amores
y momentos de nuestra vida que ya no podremos cambiar. Lo único que haremos
será resignarnos, o quizás no tanto.
Tampoco hace falta contar
leyendas urbanas acerca del amor, ni mucho menos decir que es fácil. El amor duele. A veces, porque se
convierte en desamor y otras veces porque el entorno, la sociedad en sí misma
lo complica. Con esto, me refiero a todos aquellos que se enamoran de personas
de su mismo sexo y que han tenido que llegar a los extremos de reivindicar su
derecho a la igualdad. Colectivos de homosexuales, lesbianas y transexuales que
también nos demuestran el significado de la palabra amor.
Si tuviéramos más
tiempo para indagar en este tipo de cuestiones trascendentales de nuestra
existencia nos daríamos cuenta de que el amor mueve el mundo y que todo, aunque
no queramos verlo, gira en torno al mismo tema. La mayoría de las profesiones
hacen uso del amor ya sea manifestándolo en la letra de una canción o
expresándolo mediante el arte. ¿Qué pasaría si no existiera este concepto
relativo a la afinidad entre seres? No se puede saber a ciencia cierta, pero
está claro que todos perderíamos los sentidos. Temblaría el mundo tal y como lo
conocemos. En realidad estamos a un paso de que esto ocurra. El mundo hace años
que gira por intereses ocultos y si
no hacemos un poquito más por demostrar que el amor es lo que nos define como
raza, nuestras metas y prioridades se esfumarán de la noche a la mañana.
El amor es como una luz
de esperanza para un náufrago en medio del mar. Una luz que nadie sabe qué ha
venido a hacer aquí, pero que nos acompaña el resto de nuestro camino. Hay
muchas direcciones que tomar, pero sin quererlo, el amor nos acompaña siempre. Y no hace falta que sea San Valentín
para celebrar su presencia. Al fin y al cabo, el amor es lo único que tenemos.
Y eso es tener mucho.
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